martes, 23 de abril de 2013

Un botín digno de Sant Jordi


¿Ya ha llegado otra vez Sant Jordi? ¡Parece mentira lo que corre el tiempo! Todavía no he pisado Barcelona (que sería lo suyo), y eso que ganas no me faltan, pero el año pasado tuvimos un día del libro muy agradable en Madrid… Este año, ni Madrid, ni Barcelona, mi día del libro ha consistido en asistir aquí en Lausana a una ponencia en alemán sobre oralidad en la literatura en textos de ficción traducidos FR <> DE, pero eso, si saco tiempo, os lo contaré otro día…

Genial cartel de Sant Jordi de APTIC

Como decía, el año pasado corría una fresca y agradable brisilla en Madrid, y el programa del día del libro era francamente apetecible. Recuerdo que Miguel me dijo que él iba a darse un paseo, y aunque yo también estuve por el centro, no llegamos a encontrarnos. En su lugar, pasé la tarde cazando dedicatorias literario-comiqueras con mi amiga Belén: primero fuimos a Panta Rhei (una de las librerías más interesantes de Madrid, ubicada en el castizo barrio de Malasaña), donde firmaban tres autores de Astiberri. Allí conseguí la dedicatoria de Paco Alcázar en Silvio José, faraón. Después, fuimos andando hasta una librería pequeñita especializada en textos económicos en la que firmaba Espido Freire. Espido llegaba tarde, y Belen y yo nos sentamos en una terracita junto a la librería a beber una caña (No sé por qué, pero tengo un recuerdo muy gráfico de la pelirrojísima melena de Belén sentada en la terraza de esa calle peatonal…). Yo quería llevarme Irlanda, que aún no la he leído, pero no tenían ejemplares (Espido me dijo que en junio saldría una edición especial… Todavía no me he hecho con ella…), así que me llevé un ejemplar de La flor del norte, su última novela, que recomiendo encarecidamente porque me encantó: muy bien escrita, estructurada y documentada, es una de esas novelas con las que deleitarse. Espido me estrechó con fuerza la mano (es una mujer encantadora, llena de energía) y Belén y yo dimos por concluida la caza de firmas de aquella tarde.

Este año, un poco antes de este día de Sant Jordi, he tenido mi particular búsqueda literaria-comiquera. Todavía no me ha dado tiempo a contarlo aquí, pero he tenido la oportunidad de pasarme por el Salon du livre de París, de donde me he traído unos cuantos tesoros (que aún no me ha dado tiempo a catar, lo reconozco).

La edición de Les Misérables de Ediciones

En primer lugar, la joyita de la corona: este invierno, comenté con @irenesalm en Twitter después de pasar por el cine para ver el musical de Los miserables que estaría muy bien darle un tiento a Victor Hugo. Tengo que reconocer que le tenía un poco de animadversión a esta novela, porque en clase de traducción literaria de francés, tuvimos la desgracia de soportar a una pésima profesora que nos torturó durante varias jornadas con Jean Valjean. Disfruté traduciendo uno de los fragmentos iniciales del viaje de Jean Valjean, pero no las clases que vinieron después, por eso dejé lo de leer la novela para otro momento… Ahora, con esta bellísima edición de La Pléiade, creo que no me podré resistir.

La cosa va de mujeres...

Además, caí en la tentación del stand de Albin Michel con una recomendación y un capricho. Mi amiga Ondine Cotto, que estaba trabajando en el stand, me recomendó La femme du miroir, de Eric-Emmanuel Schmitt. No he leído todavía nada de ese autor, así que ya os contaré. El capricho fue La femme de nos vies, de Didier van Cauwelaert, de quien sí leí un par de obras hace años que me gustaron bastante (Un aller simple, L’éducation d’une fée). Además, he oído muy buenas críticas de esta última.

La sorpresa de Javier Cercas

En el apartado literatura española (que también estuvo presente en el Salon du livre de París, aunque su presencia me resultó un poco decepcionante), me pertreché de Riña de gatos, de Eduardo Mendoza, una novela con la que quería hacerme desde hace mucho para catar el Madrid de Mendoza, y una pequeña sorpresa que no conocía: un libro de crónicas de Javier Cercas titulado Relatos reales. Además, tuve la oportunidad de coincidir con Cercas y así me firmó el libro (y unos cuantos Soldados de salamina que regalé por doquier… Es la típica novela que le regalo a todo el mundo siempre que surge la oportunidad: creo que es una lectura imprescindible) y pude declararle toda mi admiración, pues, en mi humilde y reducida opinión, creo que es uno de los grandes escritores españoles contemporáneos.

Happy Sex de Zep, un cómic estupendo sobre sexo y sobre la vida en general


Y por último, en lo que toca al cómic, me llevé un ejemplar de Happy Sex de Zep (más conocido por ser el autor de Titeuf), cómic que @eulez y yo descubrimos gracias a El Jueves, porque publicaron todas las tiras del álbum en la revista. Creemos que es la visión del sexo en cómic más realista y divertida (y francesa, para más señas) que habíamos visto nunca: sexo con lorzas, penes grandes o pequeños, pubis más o menos peludos, sexo entre abueletes y entre adolescentes, padres, hijos, parejas, etc… Vamos, lo que es la realidad. Y sí, aquí también conseguí mi pequeña dedicatoria. No puedo decir si Zep me vio el bombo, ¡pero me llevé un condoncete firmado!

Una preciosa foto de la novela de Belinda de Aida


Y para terminar, mi autohomenaje viene de que, sí, gracias a Aptic, yo también me he «ido a la cama» con una lectora, en particular, @aidagda, que ha hecho esta foto tan estupenda para el concurso titulado: «¿Con cuántos traductores te has ido a la cama?» de mi niña, La lavanda silvestre que iluminó París, extraordinaria iniciativa para darles a los traductores de libros un poquito de la visibilidad que se merecen y, desgraciadamente, no tienen.