sábado, 29 de septiembre de 2012

Adiós, Miguel

Parece que la vida en el mundo internaútico es superficial y efímera, pero hoy nos ha dejado alguien a quien la comunidad de traductores en tuiter echaremos profundamente de menos, que no olvidaremos fácilmente y que nos deja tristes, porque hoy no puede ser más verdad que se nos ha ido uno de los buenos.


Hoy se levantó el día nublado y lluviosísimo en Madrid, acorde a la noticia que nos esperaba: Miguel Llorens, el traductor financiero, falleció hace dos semanas, y ninguno, metidos en nuestros quehaceres y retrasando quedar o vernos para algún #tratuimad, lo sabíamos: nos habíamos pensado que Miguel se había ido de vacaciones, se había dado un descanso de tuiter y del blog, aunque ya lo estábamos echando de menos...

Como decía, se levantó lluviosa Madrid, esta ciudad que acogió a Miguel durante su último año de vida. Había decidido mudarse para poder darles un trato más personalizado a sus clientes españoles, que le quedaban demasiado lejos allende los mares, o al otro lado del Canal de la Mancha (anteriormente, estuvo viviendo unos años en Londres). Parecía contento de estar en Madrid, y yo tenía muchas ganas de volver a encontrarme con él en alguna de nuestras cenas de traductores, o con cualquier otra excusa, para charlar, porque su charla siempre era interesante. Me sorprendió su modestia: por mucho que fuera un grandísimo profesional y una persona leída y culta, nunca hacía alarde, siempre iba con la humildad por delante, siempre hablaba como los que de verdad saben: con cautela, con tranquilidad y con ese acento venezolano suyo tan melodioso.

Solo lo vi cuatro veces, tendrían que haber sido muchas más... Me arrepiento de no haberme encontrado con él el Día del Libro en abril, que salió a dar un paseo y al final no coincidimos porque yo había quedado con mi amiga Belén... Si me pongo a pensar, creo que me acordaré de él la última vez que lo vi, un caluroso día de verano, en el que le estaba esperando junto a la Mariblanca en Sol, porque íbamos a comer con @lfftrans, @meowtrad, @jmmanteca y @jordibal, que volvía de Alicante. Lo esperé a la sombra de la propia estatua, porque el sol pegaba fuerte, y lo vi venir, caminando tranquilo. Recuerdo que pensé: «¡Se ha vuelto a dejar perilla, como en su foto de tuiter!» y luego, después de que se peleara con su recién estrenado móvil para mardarle un tuit a Jordi, nos aclaramos con los demás y echamos a andar hacia Chueca. De camino allí, como siempre, fuimos charlando de unas cosas y otras; de lo curioso que resultaba el ambiente de los #tratuimad, de cómo son estas cosas de los encuentros desvirtualizadores...

Después de la comida, nos despedimos, hasta la próxima... Ya no la habrá, y lo siento en el alma, porque sé que lo echaré de menos: tanto en tuiter, como fuera de él.

Descansa en paz, Miguel.