viernes, 27 de abril de 2012

Secreto de hermanas IV: Nota de traducción


Dedicado al copépodo

La pared del despacho de una servidora








Tal y como os había prometido, todavía me queda por comentar una última particularidad de Secreto de hermanas y es que esta vez he tenido la oportunidad no solo de traducir, sino de escribir una nota final de la traducción.

Gomero plateado de steve111 en Panoramio
Para los que no os dedicáis a esto de la traducción, os sorprendería saber la de ríos de tinta, escritos por los estudiosos del asunto y por los profesionales del sector, que corren sobre esto de las notas de traducción y que atañen a la naturaleza misma de la actividad. ¿Ha de ser el traductor un ser invisible que le presta su voz al autor de otra lengua pero sin hacerse de notar? ¿O bien es el traductor tan brazo ejecutor como el autor mismo y por eso tiene que hacerse patente su presencia? ¿O no necesariamente? No me voy a meter aquí en estos berenjenales, que no es esa mi intención.

Lo que está claro es que la traducción es malabarismo, compensación de connotaciones, y hay infinidad de ocasiones en las que el traductor siente sobre el peso de sus hombros la responsabilidad de esos que lo tildan de traidor por desempeñar una labor que en esencia es como recorrer un campo lleno de minas (cuando los campos semánticos se pisan y se traicionan) y de lagunas (cuando no hay coincidencias en las que apuntalar el propio idioma).

En el caso concreto de Secreto de hermanas, yo tuve que enfrentarme a esa segunda situación: una naturaleza australiana que, más allá de los canguros, los koalas y los eucaliptos, es exuberante y muy diversa y eso, por supuesto, afecta a la terminología directamente.

Pareja de pósums de Wikipedia
Esa fue la razón por la que me decidí a escribir un pequeño epílogo en forma de lista de animales y plantas australianos a los que, en muchas ocasiones, tuve que improvisar para darles nombres en español que no están acuñados por su exotismo y su ausencia en la naturaleza hispana y me atrevería a decir que en resto de países hispanohablantes.

Para confeccionar las dos listas que figuran al final del libro (esas cosas que uno jamás se lee a no ser que las hayas escrito tú mismo o te toque traducirlas), conté con la inestimable ayuda, experiencia y curiosidad de mi amigo el copépodo (como él bien dice, de los copépodos de toda la vida), que, aun empantanado en su tesis doctoral, me echó un cable a la hora de decidir cómo traducir algunos términos y cuáles añadir o no a la lista. En general, opté por dejar fuera los animales o plantas que fueran habituales en la fauna y flora europeas e introduje todos aquellos que se repetían con cierta frecuencia a lo largo de la novela o los que tenían importancia en la trama (como la acacia plateada de la que ya os hablé aquí). A continuación, os hablaré de algunos de ellos:

Por supuesto, en primer lugar tenemos los pósums. Estos animales son unos marsupiales parecidos a las ardillas, nocturnos y omnívoros. Los lectores de Secreto de hermanas los reconocerán rápidamente, pues Ángeles y MP, los pósums de Adéla, son personajes casi más importantes que algunas personas y, sin duda, fuente de inspiración tanto para Belinda (que ha aprendido a atenderlos como cuidadora del WIRES) como para su protagonista, que encuentra la inspiración en ellos para componer su primera película como directora de cine mudo.

Maluro soberbio de avibase.com, una página muy recomendable

La cacatúa de Hugh es otro de los personajes que más tienen que decir en Secreto de Hermanas. Giallo es lenguaraz, extrovertido y el perfecto compañero del cámara tullido, tan callado y taciturno. Me imagino los bosques australianos como lugares llenos de estos y otros pájaros de vivos colores, como el azulísimo maluro soberbio, ese pajarillo que resulta ser el primer contacto que las muchachas y su madre tienen con la fauna australiana, por vía del tío Ota y Ranjana, tan apasionados de su nuevo país de adopción...

Cacatúa de newsainsblog.com
Y, sin embargo, no todos los animales que componen la lista son simpáticos marsupiales (no todos los aprecian tanto como Belinda: los pósums han sido considerados plaga en zonas como Nueva Zelanda), aves parlanchinas o regordetes mamíferos como los wombats. También hay algunas especies entre la fauna australiana que son peligrosas y dan mucho miedo (y según a quién, asco): entre ellas, tenemos a la serpiente tigre que tanto atemoriza a Adéla o la araña de Sídneycon tela en embudo, que es la más mortífera del mundo.

Arbusto de lili pili de survival.org.au
En la sección de plantas, más reducida que la de los animales, he incluido algunos árboles y arbustos que forman parte del escenario de Secreto de hermanas, como por ejemplo, el gomero plateado (esos gums que en español metemos en el genérico saco de los eucaliptos, los árboles de los que sabemos que se alimentan los koalas y que, efectivamente, vienen de la familia de los Eucalyptus, pero no todos los que reciben el nombre genérico de gum/gomero lo son), ese imponente árbol junto a la ventana de la casa señorial de Esther y su anciana madre.También tenemos ese curioso arbusto cuyo nombre españolicé al llamarlo lili pili (lilly pilly) y del que Ranjana prepara una deliciosísima mermelada (Belinda me ha asegurado que está riquísima).

Por último, no puedo olvidar la valiosísima ayuda prestada por la propia autora, que me resolvió las dudas terminológicas que me surgieron a la hora de dar nombre en español a esa exuberante naturaleza australiana y me proporcionó una magnífica inspiración, al enviarme una graciosa colección de minúsculos animales australianos que ahora cuelga de la pared de mi despacho (la podéis ver en la foto del principio: está compuesta por una especie de salamandra, un pósum, un ornitorrinco —que en inglés recibe el gracioso nombre de platypus—, un canguro, un koala y un wombat) y también un precioso ejemplar de Las aventuras completasde Snugglepot y Cuddlepie de May Gibbs, que es uno de los cameos de Secreto de hermanas, y cuya obra, las aventuras de dos bebés de gomero nacidos en mitad del bosque australiano, es todo un canto ecologista que data nada menos que de principios del siglo XX.

Aquí termina mi homenaje a Secreto de hermanas. Espero que todo lo que os he escrito aquí sirva para daros ganas de leerla, que os guste y que la disfrutéis mucho.

Un wombat de animals.nationalgeographic.com

Si queréis seguir leyendo más sobre Secreto hermanas, podéis leer los capítulos anteriores:

martes, 17 de abril de 2012

Secreto de hermanas III: El cine mudo australiano

Escena de The Artist (2011), foto de Cajón de Historias

Como os he comentado en anteriores entradas, Secreto de hermanas tiene mucho más de lo que se ve a simple vista. Quizá no os atraigan demasiado los misterios familiares o los romances cargados de pasión, pero a lo mejor os gustó The Artist (¡qué maravilla de película!) y os da curiosidad saber cómo fueron los inicios del cine australiano con la excusa de un relato de ficción romántica.

Silver Wattle, foto de Wikipedia
En primer lugar, prometí hablaros sobre el título original de la novela, Silver Wattle. Como ya sabéis, las otras dos novelas de Belinda también tenían nombres de plantas (La gardenia blanca de Shanghái y La lavanda silvestre que iluminó París), y en este caso no iba a ser diferente, pero la traducción del título original planteaba más problemas que en ocasiones anteriores. Silver Wattle hace referencia a la mimosa (término que no podía utilizarse en el título original dada su polisemia en español), que también es la acacia plateada australiana (curioso nombre el suyo, pues sus flores no son plateadas, sino de un intenso color amarillo). Pero además, silver wattle tiene otro significado aparte del botánico más obvio, al igual que silver screen (pantalla plateada), es un término que comúnmente se utiliza para referirse al séptimo arte y que equivaldría a construcciones parecidas en español como «gran pantalla», «linterna mágica», «séptimo arte», etc.

Esto se debe a la profesión de Adéla Rose, la protagonista de Secreto de hermanas (tenéis que reconocer que era difícil encajar todos esos significados en un solo título en español, por eso imagino que se ha optado por un título que no tiene nada que ver), que consigue convertirse en una de las primeras directoras de cine mudo australiano.

Carátula del DVD, foto de
sensesofcinema.com
Como ya sabéis, durante la traducción de Secreto de hermanas conté con el inmenso placer de poder comunicarme con la autora de la obra, Belinda Alexandra. Cuando le comenté que me daba mucha curiosidad ver el DVD (The History of Australian Cinema 1896-1940) que menciona en su nota al final de la novela y que ella misma utilizó como documentación, no tardó en enviarme una copia. He disfrutado mucho viendo este documental, porque me remite irremediablemente a Secreto de hermanas y a las andanzas de sus protagonistas. A continuación, trataré de haceros un breve resumen.

En los albores del siglo XX, la principal característica de la industria cinematográfica australiana fue que nació para adquirir una popularidad extraordinaria entre las gentes de Australia. En cuestión de muy pocos años, todo el mundo, incluso los que no acostumbraban a asistir al teatro, tenían una cita semanal ineludible con las «películas en movimiento» que se proyectaban en cualquier lugar, en teatros de vodevil, acompañadas de bandas de música, o en salas multiusos, al aire libre, en parroquias, en pueblos y en ciudades.

Durante los primeros años del nuevo siglo, los directores de cines recorrían los pueblos para proyectar sus trabajos, y solían hacer lo que también se les ocurrió a Adéla y su tío Ota: grababan escenas entre los lugareños, para atraerlos por vanidad a que se vieran actuando en sus películas.

The Sentimental Bloke (1919), una de las películas mudas
australianas más conocidas, foto de Head Records

Ante un éxito tal de público, pronto los directores comenzaron a rodar historias de carácter típicamente australiano, que se oponían y diferenciaban de las creaciones británicas o norteamericanas como forma de afianzar un nacionalismo aún muy supeditado a la corona británica.

Raymond Longford, foto de Wikipedia
Algunos nombres comenzaron a destacar y el más reconocible de todos ellos es el de Raymond Longford, una leyenda del cine mudo australiano y director, entre otras obras, de The Sentimental Bloke (1919), su obra de más éxito basada en un poema de C. J. Dennis. Aparte de la lírica de sus intertítulos, esta película, un poquito como The Artist, sorprendió a todo el mundo y tuvo muchísimo éxito, no solo en Australia, sino también en Inglaterra. Su calidad técnica y su sencillez se unían a una enorme sensibilidad: los personajes lograban expresar sus sentimientos con una simple mirada o un leve gesto. En Secreto de hermanas, Raymond Longford tiene a bien reunirse con nuestra protagonista, Adéla, para ofrecerle algunos consejos sobre dirección en una de las escenas que traduje con más cariño de la novela. No sabría deciros por qué, pero me gustó mucho: me pareció muy entrañable, al igual que cuando le oí hablar en el documental.

Otro de los rasgos distintivos de la primera época del cine australiano fue la altísima presencia femenina en cargos de importancia creativa en dirección, guión, interpretación y producción. El propio Longford contaba con su inseparable pareja artística, Lottie Lyell, que fue su musa y su compañera, pues protagonizó muchas de sus películas, se encargaba de la redacción de los guiones y desempeñaba muchas otras labores. Mantuvo con Longford una larga relación amorosa, aunque nunca pudieron casarse, pues la esposa católica de Longford no estaba dispuesta a concederle el divorcio. Desgraciadamente, Lyell murió, con tan solo 35 años, de tuberculosis (poco después de que tuviera lugar el ficticio encuentro entre Adéla y Longford recreado en Secreto de hermanas).

Lottie Lyell, foto de
Silent Ladies & Gents
Sin embargo, aquella época dorada pronto se vería amenazada por una industria mucho más voraz que la nacional: el gran monstruo industrial que representaba Hollywood pronto reconoció el gran potencial que tenía el mercado australiano: cantidades ingentes de espectadores sin ninguna barrera idiomática que impidiera la distribución directa.

Así, para ira de los productores y realizadores australianos y crítica de la opinión pública australiana, las distribuidoras estadounidenses desembarcaron con todo su poderío económico y técnico en el continente, dispuestas a hacerse con el monopolio absoluto del mercado. Los lectores de Secreto de hermanas recordarán de inmediato a Freddy Rockcliffe, probablemente uno de los personajes más encantadores de la novela.

En 1927, ante los abusos cometidos por las productoras norteamericanas, las autoridades decidieron formar una Comisión Real de investigación para tratar de discernir hasta qué punto podían imponer unas normas que protegieran el cine de cosecha propia. Se barajaron muchas medidas que nos sonarán extraordinariamente familiares, como la imposición de un canon, de cuotas a las productoras extranjeras, ayudas, subvenciones, etc.… Al final, todo quedó en una mera lista de tímidas recomendaciones, que no hicieron sino mermar aún más la precaria situación en la que ya se encontraba la producción nacional.

Por fin, en la década de los treinta, la época dorada del cine mudo australiano terminó abruptamente, casi de la noche a la mañana, con la llegada de las talkies, las películas habladas: el cine sonoro. No solo George Valentin, el carismático actor protagonista de The Artist, será víctima de la introducción del sonido en el cine. Adéla, como veréis los que leáis Secreto de hermanas, sufrirá en sus propias carnes la llegada de una revolución técnica que encareció los costes, profesionalizó la industria y acabó con la época de vibrante creatividad que supuso el cine mudo en Australia.

Australia (2008), protagonizada por Hugh Jackman y Nicole Kidman, está inspirada
en los temas clásicos de las películas mudas tradicionales australianas,
foto de Farawaydows

Si queréis seguir leyendo más sobre Secreto hermanas, podéis leer los capítulos anteriores:

martes, 10 de abril de 2012

Secreto de hermanas II: La naturaleza australiana

Foto de la entrada original proporcionada por B. Clifton
Esta semana aprovecho esta segunda entrega sobre Secreto de hermanas para presentaros uno de los leitmotivs principales de esta novela: la flora y fauna australianas. Aunque os hablaré de ello con más profundidad dentro de poco, querría empezar por reproducir aquí un texto que la propia Belinda Alexandra publicó en su blog el día 21 de enero sobre la naturaleza australiana. Previo permiso de la propia Belinda, a la que le entusiasma la idea de poder llegar también a sus lectores españoles, reproduzco aquí su entrada (la traducción es de una servidora, claro). Le cedo la palabra pues a Belinda:

Hermoso koala, foto de Christine Alice Calabria

Cualquiera que haya leído Secreto de hermanas sabrá que me apasiona la hermosísima naturaleza australiana. ¡Es nuestro gran tesoro nacional! En particular, me encantan los canguros.

Cuando pienso en ello, me sorprende que fuera mi madre rusa la que me inculcara el amor por el paisaje australiano y que mi padre me enseñara a reconocer las diferentes especies de aves.

En el colegio, no me proporcionaron absolutamente ninguna información sobre animales o aves australianas, ¡y eso que crecí en una zona llena de bosques! Al inscribirme en WIRES (NSW Wildlife Information and Rescue Service, el servicio de rescate e información sobre la vida salvaje de Nueva Gales del Sur) fue cuando aprendí todo lo necesario acerca de los primeros auxilios básicos para atender a los animales autóctonos australianos.

Hace poco, me topé con un hombre y su acompañante que estaban poniendo el libertad a un póssum (que son animales nocturnos) a plena luz del día y a varios kilómetros de donde lo habían capturado de forma ilegal. ¡Y resultó ser profesor de primaria! ¡Tendría que haberse sentido avergonzado!

No dejéis que vuestros hijos crezcan sin apreciar las bondades de la fauna y la flora y, en particular, el hermoso país que es Australia y sus tesoros. Mi colega escritora y cuidadora de la naturaleza, Margaret Warner, ha escrito una serie de libros sobre la naturaleza australiana y el cuidado del medio ambiente para niños entre 6 y 12 años. Podéis consultar sus libros en www.margaretwarner.com.au (en inglés).

Más arriba podéis ver una fotografía de un bellísimo ejemplar de canguro gris oriental y su cría, proporcionada amablemente por B. Clifton. Si os interesa saber más sobre cómo salvar a nuestros canguros, por favor, visitad la página: www.kangaroofootprints.com.au (en inglés).

Y si además queréis saber cuáles son las principales fases de primeros auxilios para el cuidado de animales autóctonos australianos, por favor, visitad la página web del WIRES (en inglés): http://www.wires.org.au/emergency/injured-animalemergency.html.

Tim y Kate, pareja de póssums atendidos por Belinda
Si queréis seguir leyendo más sobre Secreto hermanas, podéis leer el capítulo anterior:

martes, 3 de abril de 2012

Secreto de hermanas I: Praga

Secreto de hermanas de Belinda Alexandra


Como bien sabéis, una vez al año en este blog aparece una entrada dedicada a las obras en español de mi autora de cabecera, Belinda Alexandra, y también, claro está, a mi labor traductora de las mismas.

A medida que van pasando el tiempo y las novelas, me he ido dejando seducir por los ambientes que Belinda recrea en sus historias, hasta el punto de que, en mi caso personal, no me importan tanto las tramas en sí mismas como los lugares, los momentos históricos o los leitmotivs de los que se sirve en su literatura. 

Yo misma con Praga al fondo desde la colina de Petrín


Ese es el caso de su última novela (mi última traducción) que hoy sale a la venta oficialmente, Secreto de hermanas (del título original Silver Wattle, del que os hablaré en posteriores entradas). Ya sabéis que el tiempo, ese bien preciado, escasea para dedicarlo a estas lides blogueras, pero esta vez quiero intentar escribir unos cuantos postitos que iré colgando sucesivamente para hablar un poco de la inspiración traductora que me animó a lo largo del proceso de traducción de Secreto de hermanas.

La torre del Puente de Carlos en Mala Strana
Lo primero que me sedujo de la primera parte de la novela fue esa Praga de entreguerras. Las dos protagonistas, Adéla y Klára, son dos hermanas que provienen de una familia acomodada que reside en una hermosa casa azul en una plaza del barrio de Malá Strana, al pie del castillo praguense y muy cerca de la frondosa colina de Petřín. La vida de ambas hermanas transcurre entre las empinadas calles de ese barrio, aunque con frecuencia cruzan el magnífico Puente de Carlos para visitar el casco antiguo, o Staré Město, para acudir a conciertos, fiestas o al famoso mercado de Navidad.


Estatua de Karel Hynek Mácha
Mientras traducía esas primeras páginas, me entraron muchísimas ganas de conocer Praga, así que lié a este señor y nos fuimos para allá para celebrar nada menos que mi trigésimo cumpleaños, después de zamparnos una deliciosa tarta de chocolate cumpleañera.

Tengo que confesaros que, a pesar de no encontrar «la casa azul de la esquina de la plaza» (cosa que me habría gustado), pasamos unos días estupendos en Praga, tranquilos, interesantes, descubriendo la ciudad con los primeros capítulos de Secreto de hermanas como referencia. Paseamos por el barrio de Malá Strana (donde también nos alojábamos, en el Hotel Green Lobster, un edificio precioso en la calle Nerudova con unas matadoras escaleras de caracol que casi acabaron con mi rodilla, pero cuyas unas vistas al castillo y a la colina de Petřín hacían que mereciera la pena). También paseamos por el parque de la colina de Petřín, donde logré encontrar la estatua del poeta Karel Hynek Mácha, autor del poema titulado Mayo, que tanta importancia tiene en la trama de Secreto de hermanas. Cruzamos innumerables veces el Puente de Carlos, no con tanta premura como Adéla y Klára, eso seguro, pues nosotros sí pudimos detenernos a contemplar sus estatuas, en particular, la de San Juan Nepomuceno que, si la frotas, te asegura tu regreso a Praga...

Fueron unos soleados días de octubre, en los que Praga se había teñido de todos los colores del otoño, y que me sirvieron para inspirarme para la primera parte de Secreto de hermanas. El resto de localizaciones de la novela, australianas prácticamente todas ellas, me quedan un poco más lejos, pero son una cuenta pendiente que tengo... ¡Algún día tendré que volar a Sídney, después de haber traducido tantas páginas sobre la exuberante naturaleza australiana! (Ese será otro de los temas de los que os hablaré muy pronto).

La colina de Petrin desde Stare Mesto
De momento, y para demostrar que en Secreto de hermanas hay mucho más que una historia de misterio familiar, en los próximos capítulos os hablaré sobre la naturaleza australiana y sobre el nacimiento del cine mudo en Australia, dos de los temas principales que Belinda recrea en esta tercera novela.

Si queréis seguir leyendo más sobre Secreto hermanas, podéis continuar con los siguientes capítulos: