miércoles, 22 de diciembre de 2010

Estampas navideñas


Como todos los años, vuelve la Navidad por estos lares y me encuentra más bien desganada... Como el otro día le andaba diciendo a eulez, creo que la Navidad habría que celebrarla cada dos años, así la cogeríamos con muchas más ganas.
A pesar de todo, algunos pequeños detalles de la rutina navideña también encierran pequeños placeres asociados con la gula como el turrón (que hay que comerlo con moderación, pero en cantidades reducidas está bueno) o el maravilloso jamón (cortesía de los progenitores de la mierdecilla azul) que nos zampamos por estos lares en llegando la Navidad, o incluso la promesa de cordero asado que me espera en casa cuando vuelvo por Nochebuena... Además, este año he tenido visita prenavideña, cosa que me ha gustado mucho (hacer turismo por Madrid como si fuera yo misma de fuera me mola... Es raro, lo sé pero será porque yo en realidad no soy de aquí...).

Este año puede que muchos lo ignoréis, pero nuestro alcalde ha recibido un cubo de agua fría cuando ha ido a pedirle calderilla a la señora ministra de economía, así que la consecuencia inevitable de todo eso es que la iluminación navideña (entre otras) se ha visto bastante mermadilla...

De nuevo repetimos árbol insignia agataruizdelapradero en Sol, así que no voy a repetir algunas estampas del año pasado, que si no, queda demasiado repetitivo. Entre otras cosas, se queda igual la plaza de Chueca (que por lo demás, cuenta con uno de los pocos mercados de Navidad verdaderamente artesanales y que no da directamente vergüenza ajena), la Gran Vía, que celebra con esplendor sus 100 años, y las roscas luminosas de Preciados. Entre los cambios destacables: los ovnis de la Plaza Mayor este año son chiquititos y de colores y los ojos que se guiñaban solos lucen mucho menos en la calle Hortaleza que en Tirso de Molina el año pasado...

Por mi desgana y por la repetición, no he puesto tanto ahínco en el reportaje fotográfico de este año, aunque he logrado captar algunas estampas que aunque no sean navideñas, bien valen el paseo.





¡Valga este post también para felicitaros la Navidad y que desearos que el 2011 os salga estupendamente! Y que no os toque un Papá Noel como este (sí, sí, se lo he copiado a eulez, ¿qué pasa? ¡pero yo le dije antes que lo iba a poner!):



jueves, 16 de diciembre de 2010

¡Feliz cumpleaños, Jane Austen!


Me avisa mi estimado Copépodo de que los de Google hoy celebran por todo lo alto el cumpleaños de una de las grandes de la literatura universal y uno de los ojitos derechos de la dueña y señora de este humble abode.

Hace 235 años en un día como hoy nació Jane Austen, la hija menor de la familia de siete hijos del reverendo George Austen, afincado en Steventon, cerca de Canterbury. El resto de su biografía es muy conocida y podéis consultarla en los montones de páginas que hablan de ella, pero puesta a hacer un rápido e improvisado homenaje (sugerido por Don Eulez, que siempre me anima para que escriba cosas sin tanta pompa ni preparación... Y eso que últimamente estaba pensando hablar sobre algunos de sus personajes en un próximo post...), solamente añadiré que Jane Austen, sus personajes y su ficción en general son una auténtica inspiración para cualquiera al que le guste la buena literatura. Los que se quedan en la dimensión romántica y costumbrista de su estilo literario se equivocan, pues hay pocos novelistas que sean tan buenos fisónomos y tengan tanto ojo crítico y un sentido del humor tan cáustico, aunque eso sí, sin perderle el respeto y el cariño que todo buen escritor tiene a sus personajes...


Y es que de su pluma han surgido algunos de los grandes personajes que han logrado saltar de las páginas y prolongar su existencia más allá de ellas... Google retrata a dos de los grandes: Mr. Darcy y la estupenda Elizabeth Bennet, que probablemente sea la heroína más maravillosa de toda la historia de la literatura...

Pues, ¡lo dicho! ¡Todos a leer a Jane Austen!

Lecturas recomendadas que se me ocurren así de repente:
Orgullo y prejuicio de Alba Editorial con traducción de Marta Salís (que ha sido finalista del premio de traducción Esther Benítez)

Jane Austen de Carol Shields, una biografía interesantísima.



PD: Y mientras escribo todo esto, mi Jane Austen en miniatura, acompañada por C3PO el intérprete, me dedica una mirada burlona desde una esquina de mi escritorio...


viernes, 8 de octubre de 2010

Los treintatontos

Sí amigos, sí… Todo llega en esta vida… ¡hasta la treintena!

En fin. Llevo años cascándole a todo el mundo ese sabio vídeo de Carlos Areces y sus abdominales traidores...

Pero con el tiempo, y en vísperas del día de hoy, he llegado a comprender que nosotras tenemos unos cuantos sambenitos más que vosotros, chicos, con esto de los treinta… Me refiero al fenómeno de los treintatontos (también conocidos como sillythirties, trentebêtes o dummdreißig, ¡hay pa todos los gustos y en todos los idiomas, oiga!).

Básicamente, el principio de este fenómeno viene de la siguiente reflexión. ¿Os acordáis de cuando teníais quince años? Vale, las hormonas os chisporroteaban, vivíais en una perenne montaña rusa emocional, os mirabais al espejo y no reconocíais al extraño que había al otro lado del cristal…Sí, sí… Durante la veintena quizás pensasteis que nunca jamás volveríais a pasar por una época tan estúpida como aquella, que los años dan madurez y tranquilidad, que habíais pasado la adolescencia como si de un sarampión se tratara…

¡JA! ¡JA! ¡JA! ¡Con los treintatontos os toparéis!

Resulta que llegan los treinta y la madurez/sensatez, el crecimiento/desarrollo personal ¡y la inteligencia! todos ellos se van al carajo. Resulta que llegan los treinta y descubres que eres tan tonta como cuando tenías quince, sólo que encima más vieja.

Sí. Llegan los treinta y tú, que mamaste la filosofía de Epi y Blas, del monstruo de las galletas, de Coco y de la Bruja Avería, te das de bruces contra una realidad que dista mucho de la pretendida igualdad social con la que te criaste: de repente caen sobre ti señoras cercanas y lejanas (¡y de todas las edades, para más inri!) para recordarte que lo mismo va el (jodido) arroz y se te pasa… Y vas y descubres que en lugar de estar siendo la reportera más dicharachera de Barrio Sésamo (por ejemplo), tendrías que ponerte ya a procrear, o como mínimo, a montar un bodorrio (pa luego procrear, eso sí), porque es lo que se espera de ti. Vamos, ¡¡¡¡que ya estás tardando en entrar por el puto aro!!!! ¡Y tú, que ni te habías enterado y estabas a lo tuyo, pensando que realmente tenías elección, y podías hacer lo que querías!

Ésa es una faceta treintatonta, (que probablemente explique en gran parte la angustia existencial treintatonta) pero hay más, ¡¡¡¡hay más!!!! De repente, te miras al espejo, y efectivamente no tienes la misma pinta que hace diez años. Te aparecen en la cara esas marcas de expresión inconfundibles que les nacen a todas las treintañeras desde las aletas de la nariz hasta las comisuras de la boca… ¡¡¡¡¡¡Te descubres una cana y luego otra más!!!!!! Y lo peor de todo es que encima, lo sientes como una desgracia, vamos, que un tonto pelo blanco, una lorza rebelde o una estría imborrable te amargan la existencia…


Y entonces, te da por comprarte trapitos coloridos por internet sin ton ni son. Luego pasas a plantearte lo de comprarte unos tacones (aunque en tu vida te hayas encaramado a unos). Te compras barras de labios de colores cada vez más oscuros. Te echas más pote. Te pruebas un wonderbra. Te das cuenta de que les sacas lo menos cuatro o cinco años a todas las actrices de Hollywood con las tetas en su sitio (bueno, salvo a la pobre Lindsay Lohan, que tiene 6 años menos y parece que tenga 20 más)... Y te pones a pensar en todas las cosas que no has hecho cuando tocaba (¡y que ni siquiera harías si volvieras a tener edad!), y estúpidamente, te entran ganas de hacerlas, como si eso tuviera algún sentido, como si no hubiera mañana, como si se acabara el mundo, como si lo que hubiera después de esa muralla inexpugnable de los TREINTA fuera un páramo baldío...

Y curiosamente, este cálculo es de un ombliguismo insoportable, porque cuando miras a tu alrededor, ves y conoces a mujeres con treinta y con cuarenta y más que están estupendas, pero en ti... como que todo parece peor y amplificado: sabes que nunca llegarás a emularlas, porque lo tuyo es un puto desastre sin remedio.

Y sí, lo mismo los tíos leéis todo esto y os parece una chorrada. Seguro que hasta pensáis: «¡Qué locas están las mujeres! ¡No hay quien las entienda!». Bueno, dejadme deciros que aquí no se salva ni Dios. Si a nosotras nos entra este arrechucho irracional en vísperas de los treinta, ¡¡¡¡esperad a que os llegue a vosotros la crisis existencial de los cuarenta!!!! (y cuando os dé por compraros un descapotable cuando nunca antes habíais sentido un impulso tan estúpido, os acordaréis de esto que os digo!).

Sin embargo, después de mucho pensarlo, de mucho sufrirlo, de mucho temerlo y de muchísima angustia para intentar comprenderlo, he llegado a una conclusión: Sí. Soy tonta sin remedio. Lo era a los quince y lo seguiré siendo, da igual que tenga treinta, cuarenta, cincuenta o cincuenta mil. Me da miedo hacerme vieja. Me da miedo cumplir más años. Me da miedo no tener tiempo para hacer todo (sea lo que sea ese «todo»). Pero tengo que vivir con ello. Tengo que vivir con esos miedos y hacer lo que corresponda sin dejarme avasallar por el maldito monstruo treintatonto.


Desde que tengo esto claro, cuando siento el arrechucho de comprarme unas botas nuevas o un vestidito de flores, pienso: «¡Ay! ¡Esa Julia treintatonta!». Casi me da ternura esa imbécil que llevo dentro. A veces, la dejo que se dé el caprichito. Tampoco le está haciendo daño a nadie, ¿no?

Uf. ¡¡¡Veréis que insoportable se pondrá a partir de ahora, con lo de que ya tiene treinta y subiendo!!!

PD: Como alguien más me diga eso de: «¿Los treinta? ¡Pero si estás en la flor de la vida! ¡Pero si es una edad muy bonita! ¡Pero si es una edad preciosa!» o cualquier otra variante, me pego un tiro, os lo juro (Aclaración: «Estar en la flor de la vida» es tener sesenta años, no treinta, joder). Avisados quedáis.

Agradecimientos: Como véis, los dibujos que acompañan este post son de cosecha propia, con la ayudilla inestimable de Don Eulez (yo no sé usar el Fotochó... Ha sido él quien me los ha coloreao...). ¡¡¡¡Gracias, eulez!!!! (por esto y por soportar a mi monstruo verde casi tanto como yo misma...). Y hablando de soportar a mi monstruo, también me gustaría darles las gracias a mis chicas: sí, sí, a vosotras, que me soportáis al monstruo y compartís los vuestros conmigo... ¡¡¡Gracias, muchachas!!!

martes, 15 de junio de 2010

La gardenia blanca de Shanghái


Como muchos de vosotros ya sabéis, este post lleva guardado en la recámara bastante, bastante tiempo, porque os he dado convenientemente la plasta con ello durante todo él. Fijaos que lo escribí cuando ésta era todavía mi primera traducción de una novela y por fin hoy sale a la venta con el título: La gardenia blanca de Shanghái. Mucho ha llovido desde entonces, y tengo a la espera otras cuantos libros más, de los que seguro, os he hablado u os iré hablando... Por ejemplo éste de aquí, que quedó super-bonito, ¿verdad que sí, Nata?

Pero bueno, con White Gardenia siempre tendré algo especial, porque la primera traducción literaria a la que me enfrentaba. Y por supuesto, a su autora, la australiana Belinda Alexandra tendré que acabar conociéndola, porque me estoy convirtiendo casi en su sombra española (otra de sus novelas me espera en breve).

Sí, os pareceré terriblemente cansina, pero es que como fue la primera, me siento particularmente orgullosa de ella... Casi, casi, casi es como si la fuera a "parir" yo, aunque está claro que yo no habría escrito una novela así, pero sí disfruté mucho traduciéndola y aportando en ella mi pequeño granito de arena.

Cuando le cuento a la gente mi retahíla sobre White Gardenia, me suelen preguntar mucho por cómo es el libro, así que aquí os contaré un poquito de qué va, quizás eso os ayude a decidir si queréis leerla, y de hecho, si aún os quedan dudas, siempre podéis echarle un vistazo al segundo capítulo. Aunque sé que no es el tipo de literatura que a muchos de vosotros os gusta, yo os cuento... ¡Espero que os resulte de utilidad!

La gardenia blanca de Shanghái es una novela que pertenece al género romántico-histórico. No es una novela "rosa" en el sentido estricto de la palabra, aunque podría decirse que roza la delgada línea que separa la novela romántica de la rosa a secas. Lo que la salva es el contexto histórico en el que está enmarcada y una estructura que es más sólida que las novelas rosas convencionales, que no suelen cuidar la base de la historia que cuentan, más bien acostumbran a sacrificarla por una profusión de detalles romántico-eróticos sin ton ni son. En La gardenia blanca de Shanghái, el desarrollo de los acontecimientos históricos desde la óptica personal de la protagonista y la conclusión final son más importantes que los detalles en sí.

Dicho esto, paso a relataros el argumento [los que pretendáis leeros la novela no lo leáis, porque espoilereo un poco]: Hasta 1945, Anya Kozlova había disfrutado de una plácida vida junto a sus padres en Harbin, China, donde su padre había tenido que exiliarse tras la Revolución rusa. Pero ese año, el de su decimotercer cumpleaños, su padre fallece en un accidente de coche, y su madre y ella se ven obligadas a alojar en su casa a un general japonés. Cuando el ejército soviético entra en la ciudad, hace un trueque con sus aliados del ejército de liberación popular chino: los soviéticos se quedarán con la madre de Anya para llevarla a un campo de trabajo en Siberia, y los chinos, al mando del despiadado Tang, se quedarán con Anya, para, probablemente, torturarla o prostituirla. Ese es el principio de una serie interminable de penurias por las que Anya pasará, librándose siempre de lo peor. Los vecinos de Anya la rescatan para enviarla a Shanghái. Allí, Anya se hospeda en casa del adinerado Serguéi Nikoláievich y su cruel esposa Amelia. Serguéi es dueño de uno de los clubes nocturnos más famosos de la ciudad, el Moscú-Shanghái, del cual es gerente el atractivo Dimitri Lubenski, del que Anya pronto se enamora. Poco después, se prometen en matrimonio. Inmediatamente después de la boda entre Dimitri y Anya, Serguéi fallece en extrañas circunstancias y deja todas sus posesiones a Anya, lo cual crea tensiones entre ésta y su joven marido. Mientras tanto, la situación política se complica y el ejército nacional chino va tomando paulatinamente la ciudad. Las cosas no van bien con Dimitri, por lo que, final Anya se ve obligada a marcharse en un barco rumbo a la isla filipina de Tubabao, donde se erigía un asentamiento de refugiados rusos. La vida y las condiciones climatológicas son duras en la isla, pero Anya conoce a Irina y a su abuela Ruselina, con las que traba buena amistad, al incombustible Ivan Nakhimovsky, que la apoya en los momentos duros, y al Capitán Connor, para el que trabaja como secretaria. Después de que la ONU y la OIR insten a los países a que se hagan cargo de este grupo de refugiados rusos, varios se ofrecen a acogerlos, siempre bajo ciertas condiciones. En un primer momento, Anya, Irina y Ruselina se disponen a ir a Estados Unidos gracias al contacto que Anya tiene con su amigo el diplomático Dan Richards, pero cuando se descubre que Ruselina tiene tuberculosis y sólo puede ser acogida por Francia, Anya e Irina se deciden a marcharse a Australia, para esperar allí a que Ruselina se recupere. Justo antes de marcharse a Melbourne, Ivan le pide la mano a Anya, que lo rechaza, confusa. De nuevo, las condiciones en las que Irina y Anya llegan a Sídney no son fáciles: tienen que firmar un contrato de trabajo obligatorio de dos años con el gobierno australiano y las meten en un campo de refugiados superpoblado. Anya vuelve a tener suerte: gracias a la recomendación del Capitán Connor, es contratada como ayudante por el Coronel Brighton, director del campo. Gracias a su inestimable ayuda, en poco tiempo, Anya e Irina pueden abandonar el campo de refugiados y establecerse en Sídney, auspiciadas por la amiga del Coronel, Betty Nelson, dueña de una próspera cafetería. Poco a poco, la vida de las dos amigas comienza a mejorar: Anya consigue un trabajo como periodista y luego editora de moda en una conocida revista e Irina se enamora del cocinero de la cafetería, Vitaly, y además, recupera a su abuela, que regresa de Francia totalmente repuesta de su enfermedad. Pero Anya no ha olvidado a su madre, y dedica muchos esfuerzos a intentar encontrarla por medio de las organizaciones internacionales, cosa harto difícil en la Rusia soviética. La vida de Anya da otro giro cuando Dan Richards le comunica que Dimitri ha fallecido en Los Ángeles, no precisamente en la opulencia que Anya le presuponía. Repentinamente, Ivan, ahora un próspero comerciante de comida congelada, reaparece en su vida, y vuelve a cortejar a Anya, que se queda muy afectada al enterarse de que la noche que la separaron de su madre, ésta fue asesinada por Tang antes de llegar a Rusia. Sin embargo, finalmente todo parece arreglarse: Anya por fin acepta casarse con Ivan, con quien tiene una niña, y el General japonés reaparece como por arte de magia, para comunicarle que su madre está viva, en Moscú. Finalmente, Anya e Ivan viajan a Moscú, a pesar del espionaje de la KGB, para tratar de llevarse a la madre de Anya, y por fin, ésta, 25 años más tarde, puede reunirse con su madre.

A continuación, podéis consultar un mapa que he creado sobre los viajes de la protagonista a lo largo del libro por el espacio y el tiempo...


Ver La gardenia blanca de Shanghái en un mapa más grande


Y oye, si después de esto os la queréis comprar: ¡nada más fácil! (que luego no se diga que no hago publicidad).

Portadas: 1) Algo que me gusta especialmente es la portada de la traducción: ¡¡¡creo que mejora con creces el original!!! Es elegante y atractiva, pero sin pretensiones... ¡¡¡espero que a la gente le den ganas de leerla y comprarla!!!, 2) Portada original de la edición de bolsillo de Harper Collins (de un ejemplar así la traduje yo), 3) Nueva portada de la edición original, que es la que menos me gusta.

jueves, 10 de junio de 2010

De llanuras y montañas helvéticas



Pues sí, amigos, sí… Si hasta hace unos días me hubierais hecho la pregunta que Panoramix le hace a Obélix al final de Astérix en Helvecia, yo habría respondido exactamente lo mismo que él , ¿que cómo me resulta Helvecia? ¡¡¡LLANA!!!


El territorio conocido de Basel no podría serlo más (el año pasado aventuré a adentrarme por las partes traseras del barrio de Gundeli y me encontré con unas cuestas que eran inmorales, al menos para intentarlas con mi modesta bicicleta) y uno a priori, si no sabe que los Alpes existen porque alguien se lo ha contado, no creería que este minúsculo país con tanta idiosincrasia tiene los panoramas alpinos más espectaculares del mundo.

Astérix bien lo sabe: en su aventura por tierras helvéticas tuvo que escalar una alta montaña en busca de la Edelweiss (sí, sí, esa a la que le cantaba un bucólico Christopher Plummet-Von Trapp en Sonrisas y lágrimas… Probablemente, una de las mejores canciones de la película)… Claro, lo de subir a las montañas era algo que yo tenía pendiente también…

Edelweiss no vimos, pero este fin de semana una servidora, acompañada de un señor desconocido (diremos que se trataba del señor E-mierdecilla) que prefiere que mejor no sepa que estuvo allí, nos encaramamos al Pilatus (sí, sí, así se llama… Según parece porque es posible que Poncio Pilatos estuviera allí enterrado), una espectacular montaña junto al lago Lucerna de más de 2000 metros de altura.

Sí, está claro que fue una experiencia muy turística (aparte de cara), pues el asunto está preparado pa que los guiris como nosotros nos hincháramos a hacer fotos… Pero también pudimos disfrutar de unas vistas maravillosas que jamás habría imaginado desde la llana Basel.

Como buenos españolitos, yendo a contra-horario, nos animamos a empezar la expedición bastante tarde, hacia las dos. Eso hizo que nos perdiéramos el trayecto en barco que transporta al visitante desde Lucerna hasta Alpnachstad, donde se encuentra la estación inferior del tren cremallera más empinado del mundo. En su lugar, tomamos el autobús hasta el comienzo del teleférico, espectacular sobre las verdes praderas helvéticas (vacas suizas, otras a las que tenía ya ganas de ver… Y no, no son moradas, oiga).


La primera parte del teleférico, que va desde Krieg hasta Fräkmüntegg, está compuesta de cabinas individuales. En la estación final de este tramo hay un parque multiaventura con un larguísimo tobogán de metal que tiene que ser una pasada. Desde Fräkmüntegg hay todavía otro tramo más hasta llegar a la cumbre del Pilatus, pero esta última parte se hace en una góndola colectiva cuyo movimiento resulta impresionante, sobre todo durante la última parte del trayecto, cuando llega a la estación (parece que el ingenio mecánico vaya a estrellarse contra la pared de roca).

Arriba, el paisaje parece de otro mundo: la estación del Pilatus, probablemente construida en los setenta, tiene aspecto de Sputnik y parece que vaya a despegar de un momento a otro, y el hotel que hay en la cima se encuentra actualmente en obras, dándole un toque fantasmal a toda la zona (perfectamente podría ser un escenario del Syberia).


Los paseos por la cumbre son muy interesantes, pero es necesario llevar buen calzado, porque aunque algunos están medianamente asfaltados, hay que andarse con cuidado para no tropezar y despeñarse colina suiza abajo. Las nieves perpetuas, las verdes praderas y los lagos alpinos con las montañas de fondo consiguen tranquilizar al más nervioso, y envidias a aquellos que han decidido echarse los pies al hombro y caminar por alguno de los senderos que recorren la ladera.

Por último, tomamos el famoso tren cremallera para hacer el descenso: las vistas desde él son increíbles y el cacharro, mira que lo construyeron en 1890, funciona estupendamente. Tecnología suiza punta.

Por fin, ya en la superficie, como simples y minúsculos mortales que somos, cogimos el tren normal de vuelta a Lucerna, donde terminó nuestra excursión sabática alpina que ha hecho que yo ya no pueda decir lo mismo que Obélix… ¿Que cómo me resulta Suiza? Montañosa y espectacular. Ahora sí.



[Fotos: 1) Última viñeta de Astérix en Helvecia... ¿Cómo? ¿Que no lo habéis leido? ¿¿¿¿Y a qué estáis esperando????, 2) El Pilatus de fondo con el lago Lucerna y sus barquitos en primer plano (cosecha propia), 3) Teleférico del primer tramo (cosecha propia), 4) Funicular colectivo hasta la cumbre del Pilatus (cosecha propia), 5) La cima del Pilatus, con su estación que parece una nave espacial y el comienzo del tren cremallera (cosecha propia), 6) Paisaje desde la cima 1 (cosecha propia) y 7) Paisaje desde la cima 2 (cosecha propia)].

domingo, 30 de mayo de 2010

Basel Lebensfreude

(Ay que ver lo germánica que estoy últimamente, que todos los posts terminan con un título en alemán...).

De Basel 2009


Pues como es costumbre, tenía pendiente escribir mis post anual sobre Basel, ¡claro que sí! Esta ciudad suiza que nos roba un mes de cada año...

Y es lo que le estaba diciendo a Alba: volver a Basilea (perdón por la no-traducción... Basilea siempre resulta más largo y menos descriptivo, por decirlo de alguna manera) es como regresar a la casa de la playa, esa que no pisabas desde hacía un año y en cuyas esquinas se acumulan indolentes las pelusas de polvo... En fin. Así dicho no suena muy alentador, pero pensad en lo que ocurre después de llegar a la casa de la playa: te vienen a la cabeza todos los buenos recuerdos, todas las pequeñas cosas que echabas de menos y ni siquiera se te había ocurrido pensar en ellas el resto del año: aquella heladería del pueblo que hacía los helados más ricos, la esquinita de la playa donde te gustaba tumbarte a tomar el sol...

En Basel hoy no hace sol, aunque tengo que agradecer que la temperatura se mantenga a unos niveles razonables para la ropa primaveral que traigo, pero las cosas son algo por el estilo: retomamos un trabajo que nos espera de año en año (eso siempre es reconfortante), pero que a la vez siempre supone un reto (cosa que resulta imprescindible), reencontramos viejos amigos, (que están aquí o vienen y van, ¡o que vienen a vernos!) y superamos viejos traumas (de caídas, pérdidas, extravíos y demás)...

Además, de año en año vamos mejorando también: éste, por ejemplo, nos alojamos en un verdadero apartamento y no la cajita-cuchitril donde estábamos en años anteriores (aunque para ello hayamos tenido que abandonar el Gundeli, que es un barrio por lo demás con mucha personalidad propia), ¡tenemos cocina! (cosa que nos da más sensación de estar en casa)... Pero vamos, por el resto, todo transcurre plácidamente...

Además, todos los años una se enfrenta a sensaciones parecidas: al principio, da pereza marcharse de Madrid, por supuesto (hacer maletas, recoger y organizarlo todo nunca ha sido lo mío) ; cuando aterrizo en Basel, siempre me alegro de estar de nuevo aquí... Luego comenzamos el trabajo, que por lo general es absorbente y agotador... Así que hace falta una semana al menos para acostumbrarse a esa curiosa sensación de desarraigo de la rutina y rutina nueva, soledad y socialización... Eso es difícil de explicar.

Pero cuando pasa una semana y al cuerpo se le quita el jet-lag imaginario, entonces se recupera en cierta medida la calma, y la verde y setentera Basel, llena de ingenios mecánicos, basiliscos y gigantes de cuento, se convierte de nuevo en nuestra segunda casa.


[Fotos: 1) Crepúsculo sobre el Rín, una tarde cualquiera de junio de 2009 (cosecha propia); 2) La torre del Banco de Pagos Internacionales (pasa lo mismo que con Basilea-Basel, que nosotros lo llamamos BIS cariñosamente), de entre todos, uno de los lugares más familiares para nosotros en Basel; 3) Mi gigante (¿puedo decir que es mío? Si pudiera, me lo llevaría a casa...) del Kannenfeldpark; 4) Nuestro humble abode en Basel, el mío en particular es el que está justo encima del Kaffi Chuchichäschtli (estos suizos, incapaces de ponerle nombre a las cosas sin diminutivizar...), que es donde desayunamos todas las mañanas].

jueves, 20 de mayo de 2010

Ein tolles Finale

Llega este post un poquito tarde, sobre todo después de que no haya habido tanta suerte contra el Sevilla que contra el Fulham, pero ahí va: mi intento de post-ismo deportivo:

La luz del sol iluminó durante una semana el Vicente Calderón (al que, por cierto, echaremos mucho de menos porque ocupa un lugar no sólo junto al Manzanares, sino en nuestros corazones), pues el Atlético, cual ave fénix de entre las cenizas, resurgió de la sequía de títulos para alzarse campeón de la recién creada Europa League (que eulez y yo hemos llegado a la conclusión que debería llamarse Copa de Europa, y la Champions, Liga de Europa, o algo así… Para que la gente deje de poner cara de imbécil tratando de recordar cómo demonios se llama).

¡¡¡¡Y allí estábamos presentes unos servidores, sí señor!!!! La incertidumbre comenzó unos días antes, debido a una «Aschenwolke» o nube de ceniza de ese caprichoso volcán de nombre impronunciable que tiene en vilo los cielos de nuestro viejo continente… Tanto nosotros dos, como los jugadores atléticos, como los rivales de la pérfida Albión, pensamos que la cosa iba a estar difícil para llegar por los aires al norte de las Europas, en la ciudad hanseática libre de Hamburgo donde se celebraba el esperadísimo encuentro. El técnico del Fulham, Roy Hodgson, demostrando muy poca dignidad, dejó caer que lo mejor sería retrasar el partido (menos mal que no le hicieron caso); los del Atlético se fueron con un día y medio de antelación; y nosotros cruzamos los dedos para que nube de ceniza no emponzoñara el espacio aéreo español y pudiéramos volar el miércoles, justo antes del partido.

Finalmente, a pesar de los retrasos, conseguimos llegar a Hamburgo, acompañados de la hinchada atlética, que poblaba ilusionada los aeropuertos allá por donde pasábamos. Después de un merecido descanso en el hotel en donde habíamos reservado habitación junto a la estación de Altona, nos dirigimos al HSV Nordbank Arena, el estadio que esperaba expectante la contienda. Al entrar en el metro, los alemanes habían organizado tan bien la cosa que los atléticos tenían que ir por una vía y los fulhameños por otra… Nosotros acabamos con los británicos. Aterrizamos en una parada del Straßebahn desde donde partían unas lanzaderas que iban directamente al estadio…

¡Impresionante la llegada! El Nordbank Arena se encuentra en mitad de un exuberante parque y, de entre los árboles, surgió el espectacular coliseo bañado por la luz crepuscular, en el que ya bullían la emoción y la anticipación del momento único que nos esperaba…

Las entradas que teníamos estaban a traición junto a la zona del Fulham, territorio enemigo, aunque al final aquello jugó a nuestro favor, pues no creo que una servidora hubiera soportado a los vocingleros atléticos,todos de los nervios, que hubieran sido una maldición en comparación con los flemáticos ingleses que nos flanqueaban.

Al llegar, un tipo desafinado y medio borracho cantaba el himno del Atlético, que resultó ser mucho más auténtico que la impersonal cancioncita machacona de los Black Eyed Peas que les cascaron a los Fulhameños… La afición atlética parecía encendida, aunque desde nuestra posición, se escuchaba más cuando gritaban los ingleses. Después de una extraña ceremonia de apertura en la que el desafortunado portador de la bandera del Atlético se cayó de boca al suelo tras un traspié (provocando la hilaridad de nuestros vecinos ingleses), comenzó el partido, cosa que todos estábamos esperando. El Atlético empezó la escalada hacia la gloria poco a poco, y la primera oportunidad de conquistar la portería contraria llegó en el minuto 11:30, cuando un genial Kun Agüero cedió un precioso pase al uruguayo inefable, cuyo remate desgraciadamente se salió por el palo… Nosotros, claro, nos lamentamos, cosa que nos valió las miradas furibundas de los lacónicos hinchas británicos, que poco a poco se irían acostumbrando a que estuviéramos infiltrados en sus gradas…

Avanzaba la primera parte y el Atlético mantuvo el tipo contra los ingleses, que no cejaban en su intento de profanar el portal de ese cancerbero monumental que es De Gea. Sin embargo, durante la primera parte, el equipo londinense no andaba muy afinado y los balones se les escapaban cielo arriba.

En esas estábamos, después de algún que otro intento de los nuestros, cuando ese pedazo de crack que está hecho Forlán el magnífico recibió un pase picado del argentino sin igual, después de una jugada maravillosa de iniciada por Reyes y proseguida por Simao.

Por desgracia, y como es costumbre de este Atlético sufridor, «el pupas» (o dem Aua, como lo traducía el periódico alemán Berliner Morgenpost), Perea cometió un decisivo error apenas cinco minutos después del gol del uruguayo, que les puso en bandeja a los sajones un tanto de Davies.

No podíamos irnos al descanso con la conciencia tranquila de sabernos pseudo ganadores: las cosas todavía seguían en tablas, y todo empeoró al inicio de la segunda parte, en la que fue como si los atléticos se hicieran invisibles e, incompensiblemente, los ingleses comenzaron a dominar el juego. Los adversarios cada vez estaban más cerca del área rojiblanca y Don Eulez, como buen hincha del Atlético, se desanimó, concediéndoles a los contrarios la victoria anticipada, sobre todo cuando Quique Sánchez Flores decidió sacar al aborrecido Jurado y al indeciso Salvio. (A una servidora le daban hasta penita, de lo mucho que se metía Eulez con ellos).

A pesar de todo, el Kun no cejaba en su intento y trató de meterse hasta el fondo de la portería de Schwarzer: nosotros pensamos que teníamos gol, pero nos quedamos con la miel en los labios.

La tensión duró hasta más allá del minuto noventa, el «pupas» tenía que hacer propósito de enmienda y no dejarse vencer a última hora. Tras conseguir eso, la prórroga casi fue como una bendición… ¡¡¡¡Sobre todo por su resultado!!!! Así, logramos ver de cerca la nueva demostración de genialidad de nuestro u-ru-gua-yo con un taconazo cargado de suerte que entró, vaya si entró, en el minuto 117.

Nuestro goleador favorito no pudo contenerse y se arrancó la camiseta (sí, reconozcámoslo, el muchacho tiene una tabla de lavar por estómago, pero a veces resulta un poco excesivo… A mí me gusta él, no puedo negarlo, pero está exageradamente cachas), ¡¡¡¡¡el frío no existía en el terreno de juego hamburgués!!!!!

Por supuesto, la euforia fue máxima cuando terminó el encuentro. Nuestros compañeros de grada no abandonaron su aire flemático y nosotros aplaudimos, hicimos fotos y esperamos a que el equipo, junto con Sánchez Flores, se acercara a nuestro lado del estadio a saludar, después de la hazaña.
Después de una parada en boxes para repostar con Bratwurst y Bier incluidas, coronamos la noche uniéndonos a los cientos de atléticos que se dirigían a la parada de Straßenbahn y que atestaban el túnel subterráneo que cruzaba las vías. Allí se desató la locura: los tambores animaban, la afición estaba que no se lo creía y todos cantamos al unísono:


¡Loro-lololo-lololo, loro-lolo-loló, loro-lololo-lololo, lololo-lololo, lololo-loló! ¡¡¡¡Atleti!!!!


Fotos: 1) Este no es precisamente el Calderón, pero nos gustó mucho el Nordbank Arena de Hamburgo: un estadio realmente espectacular (cosecha propia); 2) Interior del campo desde nuestras localidades, desde donde se veía la esquina atlética (cosecha propia); 3) El par de monstruos rojiblancos, estos sí que son verdaderos magos del balón y no Oliver y Benji, ¡leches!; 4) Jeje, no he podido resistirme a poner esta foto, aunque he de reconocer que a mí lo de los musculitos excesivos de Forlán no me ponen especialmente... Tengo que reconocer que me gusta más que tenga un twitter; 5) Esto es de otro partido, pero da igual, ¡¡¡De Gea mola!!! Este muchacho tiene futuro: lo veremos en la selección más tarde o más temprano, ya lo veréis; 6) Entrega de la copa, con papelitos plateados ueferos, petardos y chispas de colores, Platinis cabreaos y atléticos contentos... En fin, lo normal; 7) Los atléticos se acordaron de nosotros, los sufridores del lado contrario del estadio, y vinieron a saludarnos, incluido Quique Sánchez Flores, ¡lo agradecimos, la verdad! (cosecha propia); 8) El túnel que desembocaba en la estación Langenfelde, lleno hasta los topes de la afición atlética, que cantaba a voz en cuello... ¡¡¡Fue muy divertido!!! (cosecha propia).

martes, 20 de abril de 2010

¡20 años ya!

Pues hala, aunque nunca pongo nada ya y este blog está más muerto que ná, hoy es día de recordar el veinte de abril del noventa... De recordar a los Celtas, que tantos buenos recuerdos me traen... Joer, veinte años ya... Me siento mega-viejuna.



Y yo no voy a escribir nada más del tema (¡qué malo es no tener tiempo pa lo que uno querría!), porque otros lo han hecho mejor que yo: como por ejemplo, éste de aquí.

viernes, 1 de enero de 2010

Las connotaciones de la palabra "cultura"



El otro día andando por Moncloa me quedé alucinando delante de un enorme cartel que envolvía una fachada gigantesca de color azul turquesa, en cuyo centro había un gigantesco paquete de regalo coronado por un lazo rojo. Al principio, no leí de qué era, y pensé que se trataba de la típica publicidad del Corte Inglés (pensé "¡qué acaparadores, estos tíos del Corte Inglés! Tienen todo un edificio en Argüelles -unas manzanas más adelante- y se dedican a copar un edificio entero también de Moncloa...). Luego vi el cartelito amarillito que acompaña a las campañas ministeriales y ya me fijé más en el mensaje de marras: era un lava-cerebros del Ministerio de Cultura cuyo eslogan dice: "La cultura es algo que lo envuelve todo. Estas Navidades regala cultura. Comprar cultura por Internet es más fácil".

Esta estúpida e inútil campaña de nuestro excelso Ministerio de Cultura (representado por nuestra también excelsa "menestra") ha saltado posteriormente a la publicidad en Internet, a la radio y a la tele. En general, casi todas las campañas institucionales me parecen una auténtica mandangada o un panfleto propagandístico que sonrojaría al mismísmisimo Goebbels (y si no, recordemos esas obrazas de arte como aquella de la "no follo sin no es con condón y me merezco un bofetón", por citar algunas de las más recientes), pero es que ésta en particular me ataca el higadillo.

Como últimamente estoy inmersa en asuntos lingüísticos, lo primero que pensé al verla fue que el lenguaje es increíble: puede dejar al descubierto las intenciones del personal sin que ellos se den cuenta. ¡Qué significados tan distintos puede adquirir una misma palabra utilizada por según quién!

Pongamos por caso la "cultura", esa palabra tan maltratada y tan maleada últimamente. Según vemos en la Real Academia, el término viene de cultivo (resulta ciertamente irónico que una palabra que parece elevar a los que la pronuncian a dos palmos del suelo tenga unas raíces tan profundas y agrícolas como las de una simple patata) y su primera acepción alude al "desarrollo del juicio crítico" (qué risa, sólo de pensar en la menestra y sus esbirros esgaélicos, ¡me parto!), la segunda acepción nos habla de modos de vida, costumbres, arte, ciencia, industria y sociedad..., pero nuestro preciado diccionario-autoridad de referencia nada dice de "algo por lo que se paga pa que una panda de listillos auto-bautizados 'creadores' se forren el riñón".

Analicemos las frases de la campaña un instante:

  • "La cultura es algo que lo envuelve todo", que básicamente significa: "No tenemos ni puta idea de lo que es la cultura: igual que la vergüenza, no la conocemos, ni la hemos conocido, ni probablemente lleguemos a conocerla nunca. Sólo pretendemos que te quede claro que nosotros, en nombre de este Ministerio tan molón que nos ha tocao, tenemos derecho a pasar el cazo y poner canon donde nos salga del *oño.
  • "Estas Navidades regala cultura", o lo que es lo mismo: "Ya hemos comprobado que la gente se deja un pastizal comprando cigalas o lo que se tercie, así que te instamos imperativamente por la superioridad moral que se nos ha concedido, ciudadano medio español, a que regales esto que nos da dinerito fresquito a nosotros, a nuestros amiguetes de la SGAE y a todo aquel capullo que se haga llamar a sí mismo 'creador'".
  • La tercera es la mejor de todas: "Comprar cultura por Internet es más fácil". Esto básicamente viene a decir: "Nos han contao que toda esa plaga de piratas internautas que se baja a mansalva nuestras pelis/canciones/libros mega-chachis lo hace con un simple clic. Haz el favor de no ser pirata y pagar por lo que te descargues". Además, pa que quede meridianamente claro añaden el verbo que más importa de todo el cartel: COMPRA. No te vayas a creer que dicen: leer más, escucha música, ve al cine. No. Te dicen: PAYO, CÓMPRAME LA MIERDA QUE PRODUZCO (o que producen mis amigos o socios comerciales). Al unir el verbo "comprar" a la palabra "cultura", hacen que esta última adquiera un significado muy concreto que le revolvería el estómago a Rimbaud y a Verlaine (incluso más que la absenta), e incluso al Capitán Alatriste: todo aquello que no compres, amigo, que no adquieras, en lo que no te dejes los euros, no es la cultura que a nosotros nos interesa y nosotros no nos vamos a preocupar nada más allá de lo que nos llene los bolsillos.

Me da a la vez miedo y vergüenza tener una ministra de cultura que nada tiene que ver con lo que cualquiera podría considerar Cultura con mayúsculas, que menta a Mozart y el pobre compositor se revuelve en su tumba, que en su haber se cuentan bodriacos moralizantes para idiotas como "Mentiras y gordas"... En fin, que hace que a Cervantes le dé urticaria y que nos va a dejar en una posición absolutamente denigrante en cuanto le toque salir de casa y presentarse ante los europeos (que está claro que también tienen lo suyo, pero hasta Sarkozy y Berlusconi parecen males menores -por lo que tienen de ajenos- en comparación con la ignorancia patria). No quiero tener a ministras de cultura que piensan que Sara Mago es una magnífica pintora y no se sonrojan al decirlo (y siguen escalando posiciones), no quiero que doña Sindescargas reciba por la patilla y por demostrar su ignorancia supina cada vez que abre la bocota en público un sueldo vitalicio de ministra: la democracia no debería pasar porque cualquier hijo de vecino que sepa leer lo justo pueda ser Ministro de Cultura... ¡Demonios! No parece lógico que un cargo que suena tan serio lo puedan ocupar payasas sin una mínima cultura (valga la redundancia): hace daño a nuestro país, a nuestra cultura, a la imagen de las mujeres que ocupan altos cargos y hace llorar al niño Jesús, hala.