viernes, 7 de agosto de 2009

Donauradweg - Etapa 1

Pues sí, pues sí, ya estamos en ello... Lo malo es que no me da tiempo a contar nada, porque tenemos que ponernos en marcha otra vez dentro de poquito, pero sólo diré que nuestro primer contacto con la ruta ciclista del Danubio fue un poco paliza...

Me da rabia no contar lo del alquiler de bicis en Munich, ni el viaje en tren hasta Donaueschingen, ni lo del nacimiento del Danubio, ni lo del carril bici, ni lo del soterramiento natural del Danubio, ni sobre nuestra primera noche junto al Danubio en Tuttlingen...

En fin, os tendréis que conformar con mis 14 primeras fotos, que aquí os las pongo en plan diapositiva, ¡que sé que os gusta!



¡Lástima que durante los próximos días no vayamos a tener internet! Seguiré informando cuando lo recuperemos...


lunes, 3 de agosto de 2009

Introducción melódica al Danubio

Esto mis padres seguro que lo recordarán: cuando era pequeña, una de las primeras cosas que aprendí fue a silbar. Y entonces descubrí a Strauss. Y el Danubio azul (O más bien "En el bello Danubio azul" del título alemán An der schönen blauen Donau). Y a partir de entonces, me encajaba entre el asiento de mi padre y el de mi madre, y silbaba como una loca, sin parar... Claro, y a mis padres les ponía la cabeza como un bombo.



Cómo es la vida, ahora me voy a conquistar el Danubio mismito, ese Danubio azul del que tanto silbaba... Pero esta vez no sacaré la cabeza entre los dos asientos delanteros del coche. Ni siquiera me pondré al volante... ¡¡¡¡Iré en bicicleta!!!! Y ahora, al que le pondré la cabeza como un bombo silba que te silba será a este señor de aquí.

Bueno, es cierto que sobre todo al principio, no vamos a ver un Danubio precisamente azul y caudaloso, porque salimos de la desembocadura del Danubio en Alemania, desde el pueblo cuyo nombre así lo indica, Donaueschingen, y lo abandonaremos donde ya es caudaloso, antes de que se convierta en un verdadero Danubio azul austriaco, pero eso no le quita la gracia, ni lo adecuado del vals más famoso de Strauss, que dijo de su pieza: "Que el diablo se lleve el dichoso vals. Sólo lo siento por la coda, pensé que tendría más éxito". Si Strauss levantara la cabeza, supongo que se quedaría contento.