viernes, 24 de abril de 2009

Actualización

De Ripollés - Universo Urbano


Good news, everyone!!!!

Ayer estuve otra vez en el Retiro ¡¡¡y me encontré que todavía están expuestas las estatuas de Ripollés hasta el 10 de junio!!!

No sé si fue que a mi me bailó el mes cuando lo miré la última vez o que han decidido prolongar la exposición, pero en cualquier caso, la buena noticia es que todavía tenéis la oportunidad de pasaros si os apetece ver las esculturas de las que ya os hablé.

¡¡¡Contadme a ver qué os parecen si vais!!!

miércoles, 15 de abril de 2009

Dr. Manhattan's manhood

Sí, señoras, señoritas, caballeros. Sí, este post trata precisamente de eso: del miembro viril del Doctor Manhattan, el personaje central de Watchmen.


Y es que esta semana por fin, Eulez y yo terminamos el cómic... Que no es que nos lo hayamos leído por ver la película, más bien ha sido todo una coincidencia en el tiempo: mientras estábamos en septiembre en Estados Unidos, Eulez quiso comprárselo, yo le dije que no se lo comprara porque se lo regalaría por Navidades... Y Amazon retrasó las Navidades hasta mediados de febrero ni más ni menos, porque la edición que yo había elegido de Watchmen se retrasó en salir...

En fin, todo esto no viene al caso, lo que sí viene es que finalmente ayer fuimos a ver la sonadísima adaptación cinematográfica, que tantos ríos de tinta ha vertido por internet... ¡¡¡Nos hemos pasado un mes pensando que nos iban a "espoilear" la historia en cualquier momento!!! Por suerte, no ha sido así y hemos conseguido terminar de leer felizmente e ir a ver la película pa comparar a gusto uno y otra sin mayores presiones.



Puestos a hablar de Watchmen, me veo ante el problema de que es difícil opinar sin destripárselo a quiénes no conozcan la historia, pero voy a tratar de incidir en algunas cosas que me han gustado de la versión escrita y de la película (de ahí el título del post), sin desvelar nada de la trama.

Sin entrar en detalles, el cómic me dejó un sabor agridulce cuando lo terminé: algunos capítulos me parecieron brillantes (sobre todo el primer tercio y, en particular, la historia del Doctor Manhattan) y otros me parecieron soberanamente aburridos (Seguramente, al decir esto me ganaré los odios de los incondicionales, pero: ¡madre mía, qué pestiño es el rollo del pirata!).

Por suerte, la película ha logrado reconciliarme con esta historia, darle forma más allá de la mera disquisición pseudofilosófico-política; algo que últimamente no suele hacer el cine, sobre todo el de superhéroes (X-Men 3 y Spiderman 3 son algunas muestras de como la cosa puede degenerar hasta niveles insospechados... Por no hablar de otras, tipo Daredevil, que directamente son carne de serie B.)

Bueno, he aquí lo que tengo que decir de la película: me gusta su enfoque. Me gusta que sea fiel al cómic en lo que tiene que serlo y desmarcarse cuando toca, cuando la trama del cómic se vuelve inverosimil o directamente aburrida. Y entrando en detalles, me gusta (ahora voy al meollo del asunto) el tratamiento que se le da al sexo (estético y más realista de lo normal en el cine al que estamos acostumbrados), a la violencia (descarnada, sin medias tintas pero sin grandes alardes) y a los desnudos, en particular, por supuesto, los masculinos.

Ya era hora de que en el cine se empezara a ver un trato un pelín más igualitario con estas cosas, hombre ya. (Que tampoco es que haga falta: mira tu Hugh Jackman de Lobezno, por ejemplo... Casi mejor que éste no se desnude. Está mejor embutido en cuero) Parece que a nadie le sorprende que las tías se despeloten en las películas y enseñen unas tetorras monstruosas, por poner un ejemplo. Pero eso sí, que el Doctor Manhattan, que es un personaje que si no va desnudo casi no se entiende, esté bien dotado el muchacho, pues a muchos (tíos) los pone en pie de guerra, porque ven (¿por qué?) amenazada su virilidad (efectivamente, muchachos, no ya es sólo que no tengáis el estupendo y circuncidado pene de a palmo del Doctor Manhattan, sino que vosotros NO podéis manipular la materia, tener veinte manos o viajar a Marte, entonces... ¿Para qué tratar de compararse?). Sí, sí, queridos, podéis argumentar que en el cómic, el Doctor Manhattan tiene unas proporciones más armónicas, más parecidas al David de Miguel Ángel (que sería lo lógico, por otra parte, porque seguro que es más cómodo llevarlo chiquitito, si luego le puedes dar el tamaño que tú quieras cuando la ocasión lo requiera). Pero yo insisto en que si las tías aparecen con unas medidas a veces de lo más exageradas, y a todo el mundo le parece de perlas, ¿por qué no ellos? (Que tampoco es que el hombre parezca un modelo de culturismo o tenga un pene que le cuelgue hasta la rodilla. Eso tampoco. Después de los gritos en el cielo que había leído por ahí, me imaginaba algo así...)

Lo que sí me ha sorprendido en el cine, ha sido que algunos comentarios de disgusto no provenían por parte de hombres (eso sí, ellos eran principalmente los que se reían socarronamente, como si tuvieran todos quince años, ante algunas escenas de sexo y cosas parecidas), ¡sino de mujeres! En particular, una de ellas ha comentado, en tono molesto a su acompañante: "¡Ya está enseñando el culo otra vez!"... Ejem. Cuando Espectro de Seda enseña cacha no oí que te quejaras, nena. Esto demuestra que muchas veces, el complejo viene, sí, por parte de ellos, pero ellas son las que ponen el cerrojazo de la mojigatería y el machismo femenino (que es mucho peor que el masculino, porque se perpetua que da gusto).

Pero bueno, más allá de consideraciones estéticas, el Doctor Manhattan es sin duda alguna, mi personaje favorito de Watchmen (aunque Rorschach también mola). Si el cómic ahonda en su faceta más divina y extraterrenal, la película rescata su lado más humano, esa humanidad dentro de lo omnipotente que lo hace totalmente irresistible.



Por cierto, que no soy yo la única que se preocupa de los atributos del Doctor Manhattan: en la página web de la cadena SciFi, desvelan que en la versión del director, se pueden disfrutar de más escenas de desnudos frontales del muchacho azul (en particular, algunas de Marte que Eulez echó de menos). Literalmente, en palabras del director del filme, en algunas de las escenas cortadas, "se bambolea como el badajo de una campana". No creo que hagan falta más comentarios.

Pues eso, hala, todos a ver y a leer Watchmen, pero ya.


[Fotos escamoteadas del internés: 1) El nacimiento del Doctor Manhattan, 2) Lo mismo pero en la peli (¿es mi imaginación, o en la foto han difuminao el "asunto"? En la peli sí que se veía...), 3) La portada de la edición del cómic que POR FIN nos llegó, 4) Primera aparición del Doctor Manhattan en el cómic, 4) Ésta es una de mis fotos favoritas: ¿mola o no mola el Dr. Manhattan-lego?, 5) Ésta fue la primera imagen que vi por internet de él... Al principio no me convenció mucho, pero luego es cierto que guarda un gran parecido con la expresión del dibujo, 6) Uno de los puntos álgidos del cómic: el Doctor Manhattan en Marte.]



sábado, 11 de abril de 2009

El universo urbano de Ripollés

De Ripollés - Universo Urbano


El miércoles pasado, mi amiga Belén y yo fuimos al Retiro a comer (primero pensábamos llegar hasta allí en bicicleta, pero luego nos entró la vaguería y acabamos yendo en metro).

Como me contó Belén, su abuela siempre decía que Madrid es una ciudad especialmente bonita cuando hace sol. Supongo que eso se puede aplicar a casi cualquier ciudad, lo que pasa es que hay algunas (y se me ocurren unas cuantas) que no ven el sol demasiado a menudo, y ya se han acostumbrado a ello. A Madrid le pasa que en muchos aspectos es una ciudad de contrastes, así que cuando hace sol es preciosa y cuando se encapota el cielo, puede llegar a ser un lugar más bien deprimente.

De Ripollés - Universo Urbano


En eso, el miércoles tuvimos suerte, porque lucía un solecito maravilloso y no hacía excesivo calor, que es también lo bueno que tiene la primavera en Madrid (aunque últimamente estamos padeciendo un tiempo un poco loco...): es la mejor época para venir a hacer turismo, porque no te torras con el calorazo de agosto ni te congelas en los fríos eneriles.

Pues en esas estábamos, habíamos quedado en la entrada del Retiro que da a la plaza de la Independencia, la de la Puerta de Alcalá, cuando al entrar en el parque nos encontramos una extraordinaria sorpresa de esas que a veces surgen en cualquier esquina de nuestra castiza villa: a lo largo de la Avenida de Méjico, que es así como se llama el paseo arbolado que se adentra en el Retiro desde la Puerta de Alcalá hasta el Estanque, había una curiosa exposición de estrambóticas esculturas del conocido artista castellonense Juan Ripollés. Bueno, en realidad, yo no sabía nada de este artista hasta el miércoles pasado, pero sus esculturas me han encantado: tanto las de bronce como las de colorines de cristal de murano.

De Ripollés - Universo Urbano



Lo primero de lo que me acordé al ver aquellas esculturas fue de otras muy sugerentes que Eulez y yo vimos en Basilea el año pasado, a las puertas de Art Basel. No me había parado a investigar de quiénes eran las cabezas hechas de barro de aquellos monstruos simpáticos con las que nos topamos en esa lluviosa tarde de Eurocopa el año pasado delante de la famosa muestra de arte, pero mirando un poquillo en internet, he averiguado que eran de un artista suizo llamado Ugo Rondinone.



Al principio, como os digo, pensé que podían ser del mismo autor, pero luego he rescatado las fotos de Basel y me he dado cuenta de que el estilo de Ripollés es muy diferente, más colorista, más simpático e ingenuo... También recuerdan un poco sus esculturas a las del suizo Tinguely, del que ya os hablaré en otra ocasión.

He estado leyendo un poco sobre este artista de 77 años, cuya apariencia es un cruce entre Dalí y, como dice su biografía, un monje franciscano. Por lo visto, cuando nació en Castellón, allá por 1932, su madre murió en el parto, así que lo adoptó una familia pobre y durante la posguerra se dedicó a trabajar y a cuidar de sus hermanos. Todavía siendo niño, entró a trabajar en un taller de pintura industrial y básicamente fue pintor de brocha gorda durante una larga época, incluso después de emigrar a París, donde pasó hambre hasta que consiguió realizar su primera exposición artística en el año 58.

De Ripollés - Universo Urbano


A Belén y a mí nos encantaron las esculturas, sobre todo la más grande, que nos recordó al espantapájaros del Mago de Oz, y nos lo pasamos pipa haciendo las fotos, que podéis ver en este álbum. Ya entonces adivinamos que el artista tenía que ser valenciano o algo por el estilo, porque algunas de las esculturas tenían cabeza de paella. Por su página web también me he enterado de que Ripollés no sólo ha hecho esculturas, sino que también tiene pinturas, grabados, murales, joyas, vestidos y hasta un precioso edificio estilo Gaudi en el Grao de Castellón, con un sol gigantesco que extiende sus rayos como brazos por la fachada azul brillante.

¡Espero que os gusten las fotos y este pequeño postito, homenaje a Ripollés! (Lástima que la muestra del Retiro ya haya terminado: se acabó ayer, viernes 10 de abril.)

De Ripollés - Universo Urbano


[Fotos: ¡Podéis ver todas las demás en mi álbum de Picassa! 1) La estatua gigante que estaba al final de la avenida. A nosotros nos recordaba al espantapájaros que quería un cerebro, pero en realidad, se titula "Niño sol", 2) Ésta se titula "Generosa", 3) La estatua llamada "Pensador" y una servidora (me encantó ésta. Una de mis favoritas), 4) Cabezas de monstruos (Monsterheads) de Ugo Rondinone frente al Art Basel del año pasado, 5) Estatua titulada "La reina", 6) La cabeza de la estatua titulada"Encantadora" ¿es o no es una paella?]

miércoles, 8 de abril de 2009

¡Mi nueva bicicleta!



De Bici nueva


Supongo que ya pensábais que me había muerto o algo, pero no... Qué va. La cosa es que decidí que iba a terminar el bendito blog sobre Arizona antes de continuar con éste pero mis traduccioncillas y demás ocupaciones no me han permitido seguir escribiendo durante los últimos meses. Dije que continuaría, pero no dije con cuánta frecuencia (ya sé que la falta de frecuencia es enemiga del concepto mismo de los blogs, pero es que no sé yo si he enfocado bien mis blogues, sobre todo el primero...). En fin, vuelvo pues, para contaros de mis últimas experiencias consumistas, que es buen tema como otro cualquiera para retomar este blog mío...

Y claro, como no podía ser de otra manera, me apetece mucho contaros que me he comprado una bicicleta nueva. Creía yo que os había contado algo de la otra, que me la regaló eulez por mi cumpleaños de hace dos años y es que de aquella me enamoré, fue un flechazo instantáneo: fuimos a Calmera, la tienda de bicis que hay en Atocha, y estábamos mirando a ver qué bici sería la adecuada para mí y de repente la vi allí, tan bonita, tan europea, tan verde ella. Lo malo es que de lo europea que es, no es muy adecuada para los cuestotes de Madrid... El primer problema que tuve con ella fue que los frenos le funcionaban así-así y me pasé unos meses aterrorizada cada vez que bajaba una cuesta, porque creía que me iba a estampar con lo que hubiera al final... (Supongo que conviene aclarar que yo, con esto de la bici, soy muy, pero que muy gallina.)

De Bici nueva


Desde hace una temporada, estaba pensando en comprarme una plegable por tres razones:
a) porque los vecinos de nuestro edificio pintaron este verano a traición la pared del descansillo de color salmón (eso sólo se le podía ocurrir a un atajo de viejas retorcidas con el sentido del gusto donde yo te diga), un color que cada vez que lo roza cualquier cosa, se pone negruzco y feo. Y claro, las ruedas de las bicis no son una excepción... Si ya era suficientemente difícil bajar y subir las bicis, bajarlas y subirlas cuidando de que no rocen ni lo más mínimo las paredes es toda una tortura.
b) porque circular en Madrid con una bici normal se puede hacer (sobre todo si tienes higadillos como para, en ciertas situaciones, meterte con los coches... Yo, en contra de los radicales anti-carribicistas, pienso ir por la acera con los peatones mientras pueda y hasta que no me pongan un carril-bici. No quiero morir, oiga.), pero utilizarla como medio de transporte habitual es complicado porque si la dejas en la calle, como de momento hay muy pocas, apuesta lo que quieras a que te la roban en menos de lo que canta un gallo.
c) porque si sigo yéndome de vez en cuando por las Europas, como parece que va a volver a suceder, yo NECESITO una bici pa moverme: ¡¡¡¡no puede ser que todos a mi alrededor se desplacen de bici y yo no!!!!

Por eso, hace ya unos meses, empecé a mirar bicis y como siempre, dejé que me asesorara mi asesor informático y ciclista favorito. Al principio, flipé con una super-chula de una marca inglesa que se llama Brompton. El vídeo del señor inglés montando y desmontando la bici es digno de los Monty Python sólo que sin chiste... Lo malo de esa bici es que cuesta la friolera de 1000 euracos (aprox.) y claro, sin saber si lo del invento de la bici plegable iba a funcionar para mí, tampoco quería gastarme esa cantidad...

De Bici nueva


Lo malo de las bicis plegables es que prácticamente sólo hay dos opciones: o desembolsar una cantidad indecente (como con las Brompton y similares) o gastarse cuatro duros (o juntar puntos del periódico para que te la regalen, que pa el caso es lo mismo), pero en lo que se refiere al sistema de plegado, éstas últimas son un engaño: aparte de pesar un quintal, lo de que se doblen es meramente anecdótico: ¡se doblan por la mitad y pare usted de contar!

Por suerte, como ya digo, yo tengo un amante de las bicis (preguntadle por las chicas en bici, preguntadle) en casa, así que don Eulez ya le había echado el ojo pa mí a una monada de bici marca Dahon, que cuestan menos que las carísimas Brompton, pesan un kilillo más y el sistema de plegado es razonablemente bueno... Hace unos meses volvimos a Calmera y probé la hermana cara de la que yo me he comprado, la Dahon Curve Roja (que levanta pasiones: de hecho hay un blog titulado "No sin min Dahon", pa qué contaros más), que me ha costado 455 euros.

Ahora que llega el buen tiempo, por fin me he decidido, hace un par de semanas la encargué y a principios de esta semana fui a verla... En fin, en cuanto me monté en ella, decidí que me la llevaba. Al principio el plegado nos dio un poco de dolor de cabeza porque no sabía hacerlo y además, los enganches están un poco duros como para quitarlos y ponerlos con las manos desnudas: con guantes de bici lo hago mucho mejor...

Pero definitivamente acabé de convencerme que aquello era ideal para mí cuando volví en bici a casa aquel mismo día, desde Atocha hasta Carabanchel, por la Ronda de Valencia, Embajadores, Acacias, Pirámides, Marqués de Vadillo y luego todo General Ricardos para arriba... ¡¡¡¡¡Y fue todo un gustazo de paseo!!!!! Mira que en las aceras había un montón de gente (ya os lo he dicho: yo voy por la acera en bici y hasta que la población de ciclistas en Madrid no se multiplique por 50, yo no pienso bajarme de la acera en las avenidas anchas. Me da igual si es ilegal), pero iba despacito, despacito, parándome si era necesario, ¡y disfrutando como una enana!

Las dos ventajas principales (aparte de que se puede plegar y se mete en cualquier parte) de circular con esta bici son que como es tan pequeñita, es mucho más manejable que una bici grandota y se adapta mucho mejor a los peatones y que tiene unas ruedas anchísimas, lo cual permite subir bordillos (no muy altos) y sortear baches o raíles con mucha facilidad.

Y este año, claro, ¡se viene conmigo a Basilea!

De Bici nueva