miércoles, 8 de abril de 2009

¡Mi nueva bicicleta!



De Bici nueva


Supongo que ya pensábais que me había muerto o algo, pero no... Qué va. La cosa es que decidí que iba a terminar el bendito blog sobre Arizona antes de continuar con éste pero mis traduccioncillas y demás ocupaciones no me han permitido seguir escribiendo durante los últimos meses. Dije que continuaría, pero no dije con cuánta frecuencia (ya sé que la falta de frecuencia es enemiga del concepto mismo de los blogs, pero es que no sé yo si he enfocado bien mis blogues, sobre todo el primero...). En fin, vuelvo pues, para contaros de mis últimas experiencias consumistas, que es buen tema como otro cualquiera para retomar este blog mío...

Y claro, como no podía ser de otra manera, me apetece mucho contaros que me he comprado una bicicleta nueva. Creía yo que os había contado algo de la otra, que me la regaló eulez por mi cumpleaños de hace dos años y es que de aquella me enamoré, fue un flechazo instantáneo: fuimos a Calmera, la tienda de bicis que hay en Atocha, y estábamos mirando a ver qué bici sería la adecuada para mí y de repente la vi allí, tan bonita, tan europea, tan verde ella. Lo malo es que de lo europea que es, no es muy adecuada para los cuestotes de Madrid... El primer problema que tuve con ella fue que los frenos le funcionaban así-así y me pasé unos meses aterrorizada cada vez que bajaba una cuesta, porque creía que me iba a estampar con lo que hubiera al final... (Supongo que conviene aclarar que yo, con esto de la bici, soy muy, pero que muy gallina.)

De Bici nueva


Desde hace una temporada, estaba pensando en comprarme una plegable por tres razones:
a) porque los vecinos de nuestro edificio pintaron este verano a traición la pared del descansillo de color salmón (eso sólo se le podía ocurrir a un atajo de viejas retorcidas con el sentido del gusto donde yo te diga), un color que cada vez que lo roza cualquier cosa, se pone negruzco y feo. Y claro, las ruedas de las bicis no son una excepción... Si ya era suficientemente difícil bajar y subir las bicis, bajarlas y subirlas cuidando de que no rocen ni lo más mínimo las paredes es toda una tortura.
b) porque circular en Madrid con una bici normal se puede hacer (sobre todo si tienes higadillos como para, en ciertas situaciones, meterte con los coches... Yo, en contra de los radicales anti-carribicistas, pienso ir por la acera con los peatones mientras pueda y hasta que no me pongan un carril-bici. No quiero morir, oiga.), pero utilizarla como medio de transporte habitual es complicado porque si la dejas en la calle, como de momento hay muy pocas, apuesta lo que quieras a que te la roban en menos de lo que canta un gallo.
c) porque si sigo yéndome de vez en cuando por las Europas, como parece que va a volver a suceder, yo NECESITO una bici pa moverme: ¡¡¡¡no puede ser que todos a mi alrededor se desplacen de bici y yo no!!!!

Por eso, hace ya unos meses, empecé a mirar bicis y como siempre, dejé que me asesorara mi asesor informático y ciclista favorito. Al principio, flipé con una super-chula de una marca inglesa que se llama Brompton. El vídeo del señor inglés montando y desmontando la bici es digno de los Monty Python sólo que sin chiste... Lo malo de esa bici es que cuesta la friolera de 1000 euracos (aprox.) y claro, sin saber si lo del invento de la bici plegable iba a funcionar para mí, tampoco quería gastarme esa cantidad...

De Bici nueva


Lo malo de las bicis plegables es que prácticamente sólo hay dos opciones: o desembolsar una cantidad indecente (como con las Brompton y similares) o gastarse cuatro duros (o juntar puntos del periódico para que te la regalen, que pa el caso es lo mismo), pero en lo que se refiere al sistema de plegado, éstas últimas son un engaño: aparte de pesar un quintal, lo de que se doblen es meramente anecdótico: ¡se doblan por la mitad y pare usted de contar!

Por suerte, como ya digo, yo tengo un amante de las bicis (preguntadle por las chicas en bici, preguntadle) en casa, así que don Eulez ya le había echado el ojo pa mí a una monada de bici marca Dahon, que cuestan menos que las carísimas Brompton, pesan un kilillo más y el sistema de plegado es razonablemente bueno... Hace unos meses volvimos a Calmera y probé la hermana cara de la que yo me he comprado, la Dahon Curve Roja (que levanta pasiones: de hecho hay un blog titulado "No sin min Dahon", pa qué contaros más), que me ha costado 455 euros.

Ahora que llega el buen tiempo, por fin me he decidido, hace un par de semanas la encargué y a principios de esta semana fui a verla... En fin, en cuanto me monté en ella, decidí que me la llevaba. Al principio el plegado nos dio un poco de dolor de cabeza porque no sabía hacerlo y además, los enganches están un poco duros como para quitarlos y ponerlos con las manos desnudas: con guantes de bici lo hago mucho mejor...

Pero definitivamente acabé de convencerme que aquello era ideal para mí cuando volví en bici a casa aquel mismo día, desde Atocha hasta Carabanchel, por la Ronda de Valencia, Embajadores, Acacias, Pirámides, Marqués de Vadillo y luego todo General Ricardos para arriba... ¡¡¡¡¡Y fue todo un gustazo de paseo!!!!! Mira que en las aceras había un montón de gente (ya os lo he dicho: yo voy por la acera en bici y hasta que la población de ciclistas en Madrid no se multiplique por 50, yo no pienso bajarme de la acera en las avenidas anchas. Me da igual si es ilegal), pero iba despacito, despacito, parándome si era necesario, ¡y disfrutando como una enana!

Las dos ventajas principales (aparte de que se puede plegar y se mete en cualquier parte) de circular con esta bici son que como es tan pequeñita, es mucho más manejable que una bici grandota y se adapta mucho mejor a los peatones y que tiene unas ruedas anchísimas, lo cual permite subir bordillos (no muy altos) y sortear baches o raíles con mucha facilidad.

Y este año, claro, ¡se viene conmigo a Basilea!

De Bici nueva


4 comentarios:

  1. Que post más chulo! ole! Las fotos son chulísimas, sobre todo la última. Pues tu ni caso, por la acera hasta que te hartes, que esa también es una forma de protesta. Aunque al final te pasará como a mi, que a base de montar por la ciudad acabas cogiendo la calzada donde ves que va a ir más cómoda que por la acera. Tiempo al tiempo.

    Ya le tenía echado el ojo a esta bici desde hace tiempo. Las brompton son una cucada pero no creo que ninguna bicicleta merezca 1000 € (salvo que tengan un motor eléctrico que te suba las cuestas, claro).

    Nada, a ver si te animas y escribes más a menudo. Lo malo de no escribir habitualmente en el blog es que habrá mucha gente que no tenga el feed y ya no entre aquí de vez en cuando... tendrás que poner un enlace en el feisbus...

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  2. ¡Hola Julia!

    Parece que tu asesor informático y bicicletero tenía razón y llegué aquí a través del feisbuk :)

    La bici es muy chula, seguro que le vas a sacar mucho partido... ¿fue con esa con la que te diste la vuelta a Madrid?

    A mí también me regalaron una para mi cumple.. a ver si cuando vuelva a Santiago empiezo a pasear con ella oiga.. aunque a ver si apañamos antes una también para la Ale :)

    ¡Besos!

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  3. ¡Qué monada de bici! Enhorabuena por las adquisición, que la disfrutes.

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  4. Muy bonito su aparato, felicidades!!

    no he visto bicicletas así, acá en colombia, pero quedé con ganas de conseguir una.

    saludos

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