lunes, 31 de marzo de 2008

El lunes de aguas. Parte III

No nos hemos quedado en Salamanca para el lunes de aguas, festividad de la que me he enterado a raíz del post anterior sobre la rana-sapo símbolo salmantino.

El lunes de aguas es el lunes siguiente al lunes de Pascua. En época de Felipe II, el rey dictó unas ordenanzas para que las putas salmantinas abandonaran la ciudad el miércoles de ceniza, cruzando el río Tormes, para evitarles la tentación a los salmantinos. No sé muy bien si se mantendrá la tradición, pero en el siglo XVI (en incluso antes), las meretrices debían de abundar en esta ciudad universitaria, porque según la tradición, se ejercitaban con los estudiantes -que eran todos hombres, claro- para después ser las mejores cortesanas del reino... Fernando de Rojas, que escribió La Celestina mientras estudiaba derecho en la Universidad de Salamanca, debía de saberlo bien: no hay más que leerla para darse cuenta de que no debía de haber pocas, no...

Bueno, el caso es que el Padre Putas (durante mucho tiempo, se le ha estado llamando eufemísticamente "Padre Lucas") acompañaba a las prostitutas al otro lado del río y luego las traía de vueltas, de nuevo cruzando el río, a la ciudad el lunes de aguas (no queda registrado qué hacía exactamente el clérigo él solo con las putas durante casi diez días).

El caso es que la vuelta del Padre Putas y las meretrices se celebraba con una gran fiesta por parte de los habitantes de la ciudad y los estudiantes, que se ponían ciegos a comer (principalmente, el hornazo, que es una empanada "muy contundente" a juzgar por su aspecto), a beber, a bailar y a... celebrar la vuelta de las putas, claro.

La costumbre pervive hasta nuestros días y se monta una gran fiesta en Salamanca, con representación del Padre Putas cruzando el Tormes incluida... Lo que no sé es si este año se les pasará por agua literalmente, porque lo que es hoy domingo, hacía un día de perros.

domingo, 30 de marzo de 2008

La rana de Salamanca. Parte II



Hoy nos ha dado tiempo a dar unas vueltecillas (no os vayáis a creer que nos a dado tiempo a mucho más: tengo la sensación de haberme pasado el tiempo durmiendo y comiendo... ¡No he hecho ná más!) y, por supuesto, hemos ido a plantarnos frente a la fachada de la universidad, todo el mundo dándole la espalda al pobre Fray Luis de León, que está de cara permanentemente, desde el Patio de las Escuelas, a la fachada de la rana.

Supongo que ya conoceréis la historia de la rana, (que no es rana, sino sapo), que por lo visto no está clara, de ahí la leyenda. Se piensa que es la marca del cantero de la fachada, que colocó varias ranas-sapos en ella (aunque la única famosa es la que está encima de la calavera). Según parece, este sapo, en simbología religiosa, representa la lujuria, que los estudiantes deben evitar si quieren estudiar.

Posteriormente, los alumnos que lo aprobaban todo, salían a hombros de sus compañeros por la puerta de la rana, ¿quizás sería para indicar que, ya he habían aprobado, se iban a dar a la lujuria?

También se supone que el que la encuentre sin ayuda, tendrá suerte, en particular, en los estudios (Pablo es uno de los que no pueden contar con la suerte de la rana, porque siempre necesita ayuda para encontrarla). Si vosotros también la necesitáis, he aquí una pequeña ayudita visual.

(En la columna de la derecha, si se traza una línea vertical sobre ella -yo he puesto una roja, que se ve poquito-, se pasa sobre una calavera. Esa es la del centro: la rana está a la izquierda de esa).


jueves, 27 de marzo de 2008

Salamanca. Parte I

Pues sí, pues sí, yo también me he escapado a Salamanca... Lo que pasa es que yo, de física estadística, ni papa, así que lo mío es más relajadito que lo de Pablo y sus compis de congreso.

Ayer, salimos de Madrid por la tarde (vinimos en coche con dos de los colegas de facultad de Pablo: nos entretuvimos adelantando camiones y leyendo los nombres de los pueblos como si Don Quijote se los dijera a Sancho -algunos, tipo Salvadiós o Peñaranda de Bracamonte es imposible decirlos de otra manera-) y llegamos aquí por la noche. En seguida, nos registramos en el hotel (cuya situación no está nada mal: está en plena Plaza Mayor -aunque nuestra habitación da a un patio interior-), que es High-Tech, según pone por todas partes: tenemos un ordenador de mesa junto a la tele (yo eso no lo había visto nunca...) y, por suerte, también tenemos Wi-Fi, cosa que agradezco, porque si no, no podría estar escribiéndoos esto tumbada en la cama. Después, nos reunimos con nuestros compañeros de viaje y fuimos a cenar a un bar en la Rúa Mayor... Pero comimos demasiado (¡la sepia estaba buena!) y no nos pudimos dormir hasta bien tarde (y considerando que mi horario normalmente es el de los vampiros, las dos y pico es acostarse pronto), pero estuvimos viendo a Rodolfo Chikilicuatre (¡me parto con ese hombre!) y The Office (esa serie me encanta).

Esta mañana, nos hemos levantado con los gallos (¡hacía siglos que no me levantaba tan temprano!), ¡incluso antes de que abrieran el salón del desayuno! Nos hemos ido a dar un paseo y luego hemos vuelto a desayunar, pero claro, eso de llegar los primeros tiene sus inconvenientes: la máquina del café no funcionaba y a mí me ha salido un té-aguachurri asqueroso... Por suerte, el buffet tiene cosas buenas: salchichas y rollitos de jamón york (era lo que más me apetecía).

Después, he ido a acompañar a Pablo a la facultad de ciencias, donde se celebra el Fises (en parte, porque no me fiaba mucho de que se fuera a perder -en realidad, eso es una tontería, porque al final, siempre se acaba encontrando, aunque antes dé veinte mil vueltas-, y también, porque me apetecía que me diera un poco el aire). Ya se ha registrado y yo me he vuelto, pero como aún no habían hecho la habitación y estaban las señoras de la limpieza zascandileando por nuestro pasillo, me he bajado a tomarme un té un poquito mejor (hay que ver qué mal se hace el té en las cafeterías de este país, leñe) y a leer el periódico. ¡como una señora! a la cafetería de al lado, en la plaza.

Luego me he dado una vueltecilla, me he pertrechado de un buen mapa y una guía (sí, últimamente cuando viajo, le he cogido gustillo a eso de las guías de viaje... Antes no me gustaba, pero ahora creo que el afán bloguístico me hace buscar detalles potencialmente-blogables en todo lo que veo) y hecho las fotos que veis en este post (está un poco nublado, pero justo cuando he vuelto al hotel, salía un poco el sol).

En la oficina de turismo me han dicho que hay visitas guiadas a la ciudad a las once todos los días, pero hoy estoy cansada y no he ha apetecido... Quizás mañana la haga. También quiero dejarme llevar por la "literatura" salmantina, a ver si los grandes clásicos españoles me inspiran un poco oye. Parece que voy a estar acompañada por las hordas de chinos, japoneses y franceses que ya están pateándose la ciudad (¡qué tempraneros son, los jodíos!)...

Y de momento, ¡eso es todo, amigos! (prometo que trataré de ser menos "ladrillo" que con las andanzas arizónicas... Ya sé que no tiene nombre que las esté alargando tanto como el chicle).


Fotos: 1) Catedral, 2) Casa de las conchas desde calle Mayor y cúpula de la Universidad Pontificia, 3) Casa de las conchas, 4) Principio de la Rua Antigua, 5) Esquina de la Plaza Mayor opuesta la esquina donde está nuestro hotel.