viernes, 25 de abril de 2008

Me voy a Basilea

De Basilea


Os he contado a muchos de vosotros de manera particular que me iba a las orillas del Rín, pero he decidido escribir un post para contároslo de manera oficial.

Por motivos de trabajo (ché, que serio suena esto, verás lo que voy a decir después), volveré a Basilea justo dentro de un mes, el día 25 de mayo, aunque no os puedo dar más detalles de lo que voy a hacer allí por contrato (toma ya). En todo caso, os diré que me voy a emular a Alba, para cubrir su puesto, ya que ella se va a Frankfurt, al BCE (yo no doy detalles de mi trabajo, pero me prodigo sobre el de otros, jeje).

No sé si lo recordaréis, pero el año pasado ya estuve allí, visitando a Alba que estaba, precisamente, trabajando. Yo sólo pasé cuatro días en Basilea, pero tengo que reconocer que la ciudad me fascinó y me prometí que volvería; aunque no imaginaba que sería tan pronto.

En fin, justo el día 25 de mayo volaré a Basilea en compañía de Olga, compi de Alba y pronto compi mía. Aún estoy pensándome cómo os contaré esos treinta días en Suiza... Estoy jugueteando con la posibilidad de arrancar un blog nuevo de duración limitada, de exactamente 30 posts, uno por cada día que pasaré en Basilea... Alguno que otro me ha dicho que me puede el vicio bloguero y que con lo rollera que soy, no seré capaz de publicar un post, y sólo uno, al día, o que no merece la pena el esfuerzo, porque a fin de cuentas no me lee apenas nadie... Pero depende mucho de las ganas que sienta, de si tengo fácil acceso a internet (aún estoy investigando, pero me temo que no tendré internet en casa, sólo en la oficina, lo cual complica mucho el vicio y la labor bloguera) o del "caudal" de trabajo que tenga para entonces...

¿Qué pensáis? ¿Os gustaría leerme un nuevo blog suizo (si prometo ser concisa y trato de contaros cosas interesantes, no mis idioteces habituales)?

jueves, 3 de abril de 2008

Mi paseo por Salamanca. Parte V.

Este será el último post que le dedique a Salamanca, que si no, luego Pablo me dice que me enrrollo... Ya ves tú, sólo cinco días allí y me ha dado pa cinco posts...

En realidad, este último post simplemente me sirve de excusa para colocar el enlace al álbum de fotos que he creado para la ocasión, porque creo que algunas me han quedado francamente bien (los amantes de la fotografía creativa y artística pensarán que quizás mis fotos son demasiado estándar -típicas de un turista-, pero me da igual... Me molan los tejados de Salamanca, ¿qué pasa?).

En fin, no soy fotógrafa ni nada que se le parezca, me contento con que las fotos no me salgan condenadamente movidas, así que espero que, de todos modos, os gusten.

¡Ahí va la portada del álbum!

Salamanca


(Trataré de ir incluyendo algún que otro comentario a las fotos, pero si espero a escribirlo todo, me da el día del juicio).

martes, 1 de abril de 2008

La calle Van Dyck. Parte IV


Comer ha sido una de las actividades a las que hemos dedicado prácticamente la totalidad de nuestro tiempo en Salamanca. Tanto es así, que creo que vamos a tener que ponernos temporalmente a dieta, porque ¡hemos comido demasiado!

La verdad es que no sé cómo lo hacen los estudiantes salmantinos, deben de tener las arterias totalmente obstruidas, porque la dieta de tapeo y pinchos no es precisamente saludable... Pero bueno, durante unos días tampoco pasa nada.

Bueno, pues uno de los descubrimientos gastronómicos que hemos hecho ha sido la calle Van Dyck. Este es uno de los lugares imprescindibles de tapeo de Salamanca: Se trata de una calle situada unas cuantas calles al norte de la plaza Mayor y toma su nombre de una sala de multicines que se encuentra en las cercanías. Es imprescindible pasar por esta calle si se come en Salamanca, aunque es difícil catar todas las especialidades de todos los bares de la calle (vamos, dudo que ni siquiera Obélix fuera capaz), debido a la cantidad y profusión de ellos.

Os cuento un poco qué comimos allí cada una de las noches y os pongo un mapa para que, si pasáis por allí, podáis disfrutar de los bares en los que nosotros estuvimos y en los que no estuvimos pero que tienen una fama que los precede.

Viernes 28
El primer día íbamos un poco a ciegas, a ver qué nos encontrábamos. Lo primero que hicimos fue recorrernos la calle entera y, sobre todo, lo que vimos fueron muchos bares de vejetes y con pinta cochambrosa. Pero lo que también recorría la calle entera era un olorcillo que alimentaba... En primer lugar, nos decidimos por un bar con un cartelón amarillo que se llamaba:

La degustación. En él, los pinchos y tapas (muchos de ellos con nombres la mar de sugerentes) estaban escritos en una pizarra sobre la barra. Nos tomamos una tostada de solomillo con pimientos de piquillo mu rico y no nos atrevimos a pedir más porque íbamos un poco de novatos.

El segundo sitio que visitamos fue:

Barbacoa La encina. Este fue uno de los sitios que más nos gustó. Estaba lleno de gente poniéndose las botas. Lo que todo el mundo pedía era la tapa de patatas panaderas (primas hermanas de los huevos rotos con patatas) con farinato, con chorizo o con jamón y pimiento. La tapa de esto mismo era enoooorme y costaba bastante barata y y también nos comimos una tapa de calamares a la romana que estaban muy buenos.
Sábado 29
El segundo día volvimos con los compañeros de trabajo de Pablo y como éramos unos cuantos y los bares, por ser sábado, estaban más llenos, no pudimos meternos en cualquier parte ¡y además, queríamos sentarnos! Por eso, al final acabamos en unos de los primeros bares de la calle llamado:

El cochinillo asado. Que tenía una zona de barra y otra grande pa sentarse. Nos hicimos un huequecillo y pedimos varias tapas: croquetas, patatas bravas, sepia, una ensalada y la estrella de tapa: el cochinillo (nunca nos habíamos comido un cochinillo en trocitos, ¡estaba riquísimo!).

Como pedimos dos rondas, nos llenamos y luego nos fuimos a comer helado al café Novelty en la Plaza Mayor, que tiene unos helados que están de muerte.

Domingo 30
El último día, después de consultar en internet para saber un poco más sobre la calle Van Dyck, encontré este post escrito por Darco, utilísimo para hacerse a la idea de dónde entrar en la calle. Según sus indicaciones, visitamos algunos de los bares que mencionaban:

Bar de montaditos. En principio, no tenía nombre, pero estaba junto a otro bastante conocido llamado El minutejo, en el que la especialidad es un montado de lomo a la plancha con loncha de jamón y queso fundido encima. Nos comimos unos montaditos mu ricos con patatas con mayonesa y ketchup.

Estuvimos a punto de entrar en un bar bastante cochambrosete llamado Mesón Su Casa, un auténtico bar de viejos, que por lo visto es famoso por sus pinchos morunos. En su lugar, entramos en el bar de enfrente:

El tenderete. Que es famoso por sus patatas bravas y sus croquetas. Nos decidimos por las patatas, que nos sorprendieron bastante, porque la salsa de turno salmantina es ¡blanca! Es así picantilla, pero no tiene nada que ver con la salsa brava original... Aún así, estaban buenas.

El Goleta. Fue el siguiente y último en el que estuvimos: nos comimos un pincho moruno y una tapa de gambas con gabardina. Me quedaron ganas de probar los pinchos de mini-sepias, pero si me lo hubiera comido, habría explotado.

Quedaron muchos otros en el tintero (demostramos así que un par de tragaldabas como nosotros no pudimos hacernos la ruta completa de la calle Van Dyck), como por ejemplo: el Asador de Van Dyck y su jamón asado, el Tevere y sus tapas delicatessen, el Patio de la Abuela y su jeta asada, La Parrilla y su ídem y el Chinitas y sus calamares en salsa y bacalao.

Podéis consultar con más detalle donde estaban todos estos lugares en el siguiente mapa (los pinchulines verdes son los sitios donde sí comimos y los pinchulines rojos son los sitios de los que he oído hablar bien).


Ver mapa más grande


[Fotos: 1) Tapas variadas, 2) Patatas panaderas, 3) ¡Una de calamares!, 4) Pinchomoruno, oiga, 5) Entrada del Barbacoa La encina, 6) Tapa de cochinillo, 7) Interior del Café Novelty, un clásico, 8) Patatas bravas salmantinas, 9) Pinchos de mini-sepias].